Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística
Jorge Luis Borges (1899-1996) Escritor argentino
La pregunta pudiera parecer ociosa, pero al menos en Charapan, municipio indígena enclavado en el corazón de la meseta purépecha, sí tiene validez.
Ante la mirada impávida de los policías de Charapan, este miércoles por la noche fueron linchados tres hombres, a los que la turba acusó de autores del secuestro y asesinato de un funcionario municipal del lugar.
Y ahí, en plena plaza principal, frente a los policías, la población colgó de una pared a dos de los acusados y al otro le dio un tiro en la cabeza. Así, sin más, en el más puro salvajismo y barbarie.
Ello obliga a cuestionar el papel de los policías, sobre todo los locales, los municipales. Está comprobado que frente al crimen organizado no sólo no pueden hacer frente, sino que en muchísimos casos en todo el país, prefieren estar de su lado, hacerla de “halcones” al servicio de la mafia. En ese sentido, los municipales son un cero a la izquierda, pero resulta que también lo son cuando de dar protección a la población civil se refiere, de ataques de la propia población civil, como en Charapan.
Luego entonces, si no cumple ningún papel real, ¿tiene algún sentido que cada ayuntamiento cuente con su cuerpo policiaco, gaste en ellos en armamento, patrullas, equipos de comunicación, salarios, etcétera?
Está visto que en buena parte de los municipios, sobre todo los de corte rural, los policías cumplen ante todo un papel de resguardo de los propios alcaldes y de los principales funcionarios, o bien de choferes o de mandaderos. Esa es la realidad, porque a la hora de hacer presencia para su rol teórico, el de generar esquemas de seguridad a la población en su más amplio sentido, ya no se cuenta con ellos.
Cierto, los policías de Charapan se mantuvieron a la distancia a la hora del linchamiento, porque si intervienen lo más probable es que ellos mismos hubieran estado en peligro de correr la misma suerte. De alguna manera es entendible, por razones de sobrevivencia, su inacción. Pero ante esa realidad, bien se justifica valorar y repensar el papel que cumplen los organismos policiacos de corte municipal.
Si los vamos a tener con tan pobre capacitación y armamento, así como en tan poco número, como para que sólo puedan servir como guaruras o mandaderos, mejor no hacer el ridículo y suprimir esa figura.
Suena rudo, cierto, pero es la verdad.
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