El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido
Winston Churchill (1874-1965). Político británico
Es evidente que el rector Medardo Serna se supone a sí mismo un perseguido y acosado por todo mundo, el gobierno, los medios, la opinión pública, y esa patología la ha contagiado, o trata de contagiar, a la comunidad nicolaita en pleno.
Sólo así puede entenderse la actitud del doctor Serna: cree que todo mundo está en su contra, o en este caso de la Universidad Michoacana; como es heredero de la tradición chantajista nicolaita, que invariablemente ha dado resultado al arrancarle cuanto desea la Universidad a los diferentes gobiernos, hoy que no consigue el dinero que demanda para mantener su tren de vida, supone que es porque todos son anti nicolaitas o, de plano, anti sernistas.
Y no, ni el gobierno ni los periodistas ni la sociedad civil que externamos oposición a que fructifique el chantaje de Serna y sus aliados Tena y Anaya, tenemos ninguna fobia a la Universidad.
Sí hay fobia, por supuesto, a que se le autoricen recursos financieros extraordinarios para que se mantenga el despilfarro entre funcionarios y líderes sindicales; si los mil millones que exige Serna fueran destinados al equipamiento de laboratorios, aulas, bibliotecas o espacios deportivos, recibiría el respaldo unánime, pero ya se sabe que no es así, de ahí el rechazo generalizado a su chantaje.
Así que no, el doctor Serna no debe acusar a nadie de estar en su contra, de perseguirle, de no darle lo que pretende. Su rabieta debiera emprenderla, en todo caso, contra los abusos y el despilfarro que caracterizan desde siempre a la Universidad Michoacana, y que, diga lo que diga, se mantiene incólume hoy día.
Nadie le desea mal a la institución, al contrario; y en realidad quienes sí le hacen mal, al sangrarla, son las autoridades y los sindicatos.