Un político hará cualquier cosa por conservar su puesto; incluso ser un patriota
William Randolph Hearts (1863-1951) Empresario norteamericano
Por lo que se ve, ya no solo es falta de coordinación entre las instancias estatal y federal, sino que ésta, la federal, no quiere saber nada de la primera. Y eso, en tratándose de asuntos relacionados con la criminalidad, es una verdadera tragedia.
El gobernador Silvano Aureoles advirtió este lunes que los comandantes de las dos zonas militares que operan en la entidad, la 21 de Morelia y la 43 de Apatzingán, ya no acuden a las reuniones del gabinete de seguridad.
Pero no solo eso, sino que ni siquiera atienden sus llamados para encarar a los cárteles que prácticamente se han adueñado de la tierra caliente michoacana.
Es decir, lo que Aureoles está advirtiendo es que el alto mando militar no solo está descoordinado del Estado, sino que incluso no atiende ya ningún tipo de requerimiento. Y si no atienden al gobernador, mucho menos lo hará con cualquier jefe policiaco o alcalde.
Evidentemente, ese aparente desdén militar hacia el gobernador es reflejo de la ruptura de éste con el presidente López Obrador. El problema es que, en teoría al menos, el Ejército debiera tener una relación institucional con todos los gobiernos estatales y municipales, más allá de fobias o filias de los titulares de éstos con el presidente de la república. Es decir, el Ejército estaría haciendo suya una disputa de tipo político entre Aureoles y López Obrador.
Y si en ningún momento una situación así tendría lugar, mucho menos en el contexto de la tragedia que están viviendo los habitantes de la tierra caliente michoacana, asolados por los cárteles. Es claro que aún si quisiera enfrentar a éstos, el Estado no tiene la capacidad para hacerlo. Solo las fuerzas militares, pero si ellas tampoco lo hacen, bien sea por instrucciones presidenciales basadas en los abrazos, no balazos, o por las diferencias políticas con el gobernador, ya podemos entender el escenario de terror en Coalcomán, Aguililla, Tepalcatepec, Buena Vista y demás regiones de la tierra caliente.
Es de esperarse, entonces, que dado que las políticas federales de seguridad han entrado en una fase de politización, al menos la coordinación en el gobierno de Michoacán se reanude una vez que Alfredo Ramírez Bedolla tome las riendas del estado. Veremos.
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