La coalición política es el arte de llevar el zapato derecho en el pie izquierdo, sin que salgan callos
Guy Mollet (1905-1975) Político francés
En una actitud francamente decepcionante, Antonio Madríz, el diputado morenista que preside la Comisión de Educación en el Congreso del Estado, festina que finalmente el Gobierno haya cedido y a los normalistas se les garantice la entrega de una plaza laboral.
Se necesita tener un desconocimiento total de la realidad, o de plano actuar con cinismo, para que alguien en sus cinco sentidos y con dos dedos de frente, festeje el regreso a la inmoral entrega de plazas automáticas a los egresados de las escuelas del crimen, que oficialmente se conocen como “normales”.
Buena parte de la crisis financiera de Michoacán tiene su origen en el gasto anual que se hace en el sector educativo, y en él, también como parte relevante, el dinero que se destina al mantenimiento de esas escuelas y luego al otorgamiento de plazas a sus egresados.
De hecho, lo que sensatamente procedería en estos tiempos, es el cierre de esos planteles y, desde luego, la cancelación de las plazas automáticas; empero, ya sabemos, en México vamos en sentido contrario a la lógica y al sentido común, y en el fenómeno en comento se comprueba: lejos de actuar así, con congruencia, la 4T alienta el retorno a la corrupción.
Así, en la vuelta al pernicioso escenario de las plazas automáticas a los normalistas, los cuatroteístas festejan lo que es una auténtica puñalada trapera a la educación y al país; festejan que el Estado siga financiando la operación de centros de adiestramiento del crimen organizado, como son las normales.
Por lo demás, no es que ahora el gobierno, sea estatal o federal, haya cedido, sino que la contra reforma educativa garantiza las plazas automáticas, por más que vayan a contracorriente de la lógica y la sensatez.
Puede entenderse el festejo de Madriz, porque él mismo es un egresado de la Normal de Arteaga, pero ya como diputado bien le vendría más mesura, sobre todo en un asunto tan decantado hacia la ilegalidad y la injusticia, como son las plazas automáticas.
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