Gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución mantener a la población en vilo
Ezra Pound (1885-1972) Poeta norteamericano
La Universidad Michoacana dice estar a la espera de que la Secretaría de Seguridad Pública inicie los rondines “en los alrededores” de Ciudad Universitaria, luego de que en ella se ha detectado la venta y el consumo de drogas y alcohol.
La aseveración es del rector Medardo Serna, y así, per se, debe avalarse que la policía, sea estatal, municipal o federal, realice rondines en los alrededores de CU, porque seguro en ellos encontrará muchos delitos que perseguir y a muchos delincuentes que atrapar. Es su obligación. Pero, ¿por qué no llevar a cabo rondines en Ciudad Universitaria, no “en los alrededores”?
En éstos, en los alrededores, es una obligación llevar a cabo vigilancia para la Policía, como en cualquier parte de la ciudad. Luego entonces, no tiene ningún sentido que el alto mando nicolaita haya demandado vigilancia alguna en las calles y colonias cercanas.
Si el problema es dentro de CU, ¿para qué rondines sólo en las calles? Lo que sucede es que todo mundo, hasta el rector, tiene miedo a hablar de la realidad y, sobre todo, a plantear soluciones a la misma. Siempre, siempre ha habido venta y consumo de drogas y alcohol en CU. El fenómeno volvió a cobrar fuerza por el asesinato de dos criminales en el interior del campus universitario, pero de la UNAM, allá en la Ciudad de México, hace un par de semanas. El incidente generó que se volviera los ojos al resto de las universidades públicas del país, y en nuestro caso con especial énfasis en la Michoacana.
Serna hace bien en no ocultar la realidad, pero evidentemente no hace bien en plantear una solución apenas superficial, por encimita, como para cubrir el expediente. De que hay venta y consumo de drogas y alcohol en CU, incluyendo que alumnos son parte de la cadena de comercio, todo mundo lo sabe. Que ello implica un riesgo de ajustes de cuentas entre criminales o entre ellos y alumnos o personal trabajador, igualmente es real. Por eso, lo que se requiere es vigilancia en el interior, no en las calles.
Pero surge la eterna estupidez aquella de la “autonomía” universitaria y que la misma impide el acceso de fuerzas policiacas a instalaciones nicolaitas. Ya se ha explicado hasta el cansancio el alcance y significado real de ese término, pero me parece que hasta el rector sigue enredado en el conflicto, al no atreverse a demandar vigilancia policiaca dentro de CU. Que la haya en las calles aledañas no solucionará nada, el problema seguirá adentro, por tanto intacto. Los tiradores de droga, muertos de risa que en las calles haya operativos.
Es, otra vez, buscar soluciones parciales, lo más políticamente correctas que sea posible. Ojalá no nos despierte un mazazo de la realidad en la nuca, como ocurrió en la capital del país. Veremos.