Lo decisivo para actuar en política es la pasión moral
Theodor Heuss (1884-1963) Político alemán
De entrada, en el conflicto que tiene confrontados a José Martín Godoy Castro, secretario de Seguridad Pública, con algunos de sus subalternos, parece haber una dosis importante y sensata de elementos que explican el actuar de ambas partes, pero también es cierto que hay algunos hechos que hacen dudar de la legitimidad de la inconformidad.
Es normal, y hasta obligado, que Godoy exija que todo el personal se encuentre certificado. Así lo marca la ley, por tanto no puede haber flexibilidad en ese tema. De acuerdo con el funcionario, tal es el único motivo por el que se está convocando a oficinas centrales a varios cientos de efectivos policiacos de todo el estado, no para darlos de baja ni tenderles una celada administrativa.
Y es normal, también, que los efectivos policiacos se encuentren recelosos de atender la indicación de ponerse a disposición del mando superior para que éste tramite su incorporación al Sistema Nacional de Seguridad Pública, a fin de que inicien el proceso de certificación. ¿Por qué?, pues porque nadie de ellos olvida que hace cinco años, cuando Alfredo Castillo era el amo y señor de Michoacán, con ese mismo motivo el entonces titular de la SSP, Carlos Hugo Castellanos, dio de baja a varios cientos de policías, pero no porque estuvieran ambos muy preocupado en su certificación, sino para contar con plazas disponibles para ocuparlas para los también cientos de efectivos que trajeron del Estado de México.
Así, el reto de Godoy es garantizar que su intención es únicamente obligar a la certificación, no utilizar ese tema como pretexto para darlos de baja, porque además, insisto, está obligado a ello, no puede haber policías sin certificar, es una ilegalidad del gobierno michoacano contar con ellos en esas condiciones. Y no se está hablando de cualquier número, sino nada más y nada menos que de la mitad de los efectivos de todo el estado.
Pero el reto de los policías es también dejar en claro que su rechazo a acudir a oficinas centrales es sólo por el recelo por lo acontecido hace cinco años en la era de la dupla Castellanos-Castillo. Y se plantea la duda, porque su movimiento parece perder legitimidad cuando habitantes de Aranza y Angahuan incendian este lunes autobuses comerciales supuestamente “en apoyo” a los policías, amén de realizar bloqueos a carreteras también en la meseta purépecha.
¿De cuándo acá los indígenas purépechas están tan preocupados por la situación laboral de los policías estatales, que hasta incendian autobuses en su “apoyo”? Ello por supuesto no es normal, no tiene ninguna lógica, aunque sí la podría tener si se determina que desde la misma Secretaría de Seguridad Pública alguien pudiera estar interesado en la caída de Godoy Castro, o al menos, en hacerle la vida imposible. Veremos.