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martes, julio 22, 2025

POR FIN, DIGNIDAD EN LA CORTE

jaimelopez

El poder atrae a los corruptibles; sospecha de cualquiera que lo busque

Frank Herbert (1920-1986) Escritor norteamericano

Tampoco es de darle muchas vueltas: lo que sacó de sus casillas al presidente López Obrador, no fue que la presidenta de la Corte, Norma Piña Hernández, se haya quedado sentada mientras el resto de la asistencia le aplaudía de pie, al llegar al Teatro de la República en ocasión de la ceremonia del 106 aniversario de la promulgación de la Constitución, este domingo en Querétaro. Para nada. Lo que le airó fue que comprobó que ha dejado de tener un títere al frente del Poder Judicial, como lo tuvo con Arturo Saldívar, y como soñaba tener con la caída en desgracia Yasmín Esquivel.

Acaso López Obrador tuviera esperanzas de que a la hora de la hora la ministra Piña se doblara ante él. Pero esa hora llegó en una ceremonia de tal envergadura y resulta que la presidenta de la Corte mantuvo no solo los arrestos sino la dignidad intactos, para hacer valer la autonomía y la independencia del poder que representa. Y no ponerse de pie no significa ninguna falta de solemnidad. En su calidad de dama, no tiene ninguna obligación de dejar su asiento para saludar a un varón, por más que éste sea el presidente la república. Sí en cambio, lo hizo cuando se rindieron honores a la bandera y al entonarse el Himno Nacional, himno que López Obrador no entona, por cierto.

Y ni hablar del discurso de Piña Hernández: machacando lo que en cualquier otro momento pudiera ser innecesario, pero no ahora, la advertencia de que hará valer la autonomía del Poder Judicial, exigiendo el respeto a esa condición. Por supuesto, ni Arturo Saldívar ni Yasmín Esquivel hubieran adoptado tal pose. La zalamería, sin duda, hubiera sido la característica de ambos. En ese sentido, loable la dignidad con la que se conduce Piña. Dignidad, que es la que detesta López Obrador.

Es evidente, pues, que no fueron las formas las que sacaron de quicio al presidente este domingo en Querétaro. Fue el fondo. Y el fondo es uno: le ha quedado claro que la Corte no es su oficialía de partes con la que él sueña. Es un poder autónomo. Y la resolución de su reforma electoral, con la que busca destazar al INE, inevitablemente pasará por la Corte, una Corte autónoma. Es el peor de los mundos para López Obrador. De ahí su ira.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 602 días. twitter@jaimelopezmtz>

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