Con la democracia se come, se cura, se educa:
Raúl Alfonsín (1927-2009) Presidente de Argentina
Al hecho de que se trata de una venganza lopezobradorista contra el Poder Judicial, y de que participar, de cualquier forma, sea como funcionario de casilla, como votante o como candidato, es convalidar un fraude a la vista de todos pero, sobre todo, es ser partícipe del adiós a la división de poderes y por tanto al estado de derecho y a la democracia misma en el país, elementos plasmados en las dos entregas anteriores, añado un tercer argumento para explicar mi negativa a votar el próximo domingo: el resultado ya se conoce, solo falta la elección.
Pongámonos serios: el resultado será el que el gobierno y la 4T quieran que sea. Tanto en la definición de candidatos ganadores, como en el porcentaje ciudadano de votación.
En el primero de los casos, no puede soslayarse que en las boletas aparecerán únicamente los perfiles palomeados por la 4T, bien sea a través del gobierno o del Poder Legislativo. Prácticamente a la 4T le da lo mismo quien gane las elecciones para jueces, magistrados, ministros e integrantes de los tribunales de disciplina, federales o estatales, porque todos los que aparezcan en las boletas pasaron el filtro de diez por ciento capacidad, probidad y experiencia, y noventa por ciento lealtad. Obvio, lealtad al régimen, no a la justicia. Es decir, es intrascendente qué candidato alcanza más votos, quien sea que gane garantiza docilidad a la 4T. Así de fácil.
Y respecto al porcentaje de ciudadanos que acudan a las urnas el domingo, es un asunto resuelto por el gobierno y los organismos electorales: dado que los funcionarios de casilla no contarán los votos, sino empleados del INE en lo oscurito, y que las boletas que no se utilicen no se destruirán, sino que el propio INE se las llevará para “resguardo”, no se requieren sino dos dedos de frente para augurar que aún si votara un mínimo porcentaje del padrón electoral, lo cual seguramente sucederá con todo y acarreo y obligación de votar de funcionarios gubernamentales y de beneficiados de programas sociales, aún así el resultado “oficial” podrá distar mucho del real. Con el INE domesticado y en modo 4T, contando sin testigos los votos y con millones de boletas no utilizadas a su disposición, que la señora Taddei nos diga con el correr de los días que finalmente votó el 30, el 50 o el 70 por ciento del padrón, es perfectamente posible. Así operan las dictaduras y el INE forma parte vital de una.
Con ello, está claro que, en efecto, el resultado ya se conoce, ahora solo falta la elección. ¿Alguien puede así sumarse a la jornada “democrática” del próximo domingo? Respeto a quien lo haga. Perdón, yo no puedo hacerlo. X@jaimelopezmtz