Los artistas mienten para decir la verdad, los políticos mienten para ocultarla
Alan Moore (1953-?) Escritor británico
El PRD michoacano estrena este domingo nuevos líderes: Octavio Ocampo y Guadalupe Aguilera fueron electos como líder y secretario, respectivamente.
Ambos forman parte de la misma tribu perredista, Foro Nuevo Sol, que lidera Silvano Aureoles, aunque Ocampo es hechura más particular del fiscal Adrián López Solís. En todo caso, no es asunto menor que la elección, por primera ocasión quizá en la vida perredista, no haya derivado en cristales rotos por doquier y heridas no siempre restañadas. Ya es avance la relativa civilidad mostrada por el perredismo michoacano este domingo.
Ocampo y Aguilera deben dimensionar el alcance de su designación y del reto que tienen enfrente: toman un partido que se encuentra en fase si no terminal, sí al menos en terapia intensiva, pero con pronóstico más que pesimista. De hecho, si el partido piensa en un milagro para no morir, debe asumir que ha dejado, en los hechos, de ser nacional y que tiene hoy un carácter casi estatal, casi solo michoacano.
Silvano Aureoles está decidido a quitarle a “los chuchos” la estafeta de la dirigencia nacional, pero tiene que hacerlo sobre la estructura estatal más fuerte que le queda en todo el país, la de Michoacán, lo que acrecienta el reto que tiene Octavio Ocampo: Aureoles no puede aspirar a hacerse de su partido a nivel nacional, si en la entidad éste es un desastre en términos de organización y fuerza política.
Pero además, Ocampo y Aguilera deberán sepultar por completo los resabios que aún queden de la nefasta tradición perredista, la de dividir al partido en tribus o corrientes que en mucho fueron la causa de su derrumbe. Y por si fuera poco, tienen la encomienda de conducirlo en el contexto de una realidad con nubarrones por doquier, con Morena en el gobierno estatal atizando a la cabeza máxima del perredismo: Aureoles Conejo.
No son en absoluto retos menores y, para ser francos, no estoy seguro que Ocampo y Aguilera tengan los tamaños para encararlos. Tienen a su favor que su llegada se dio en un marco de relativa civilidad, pero en contra su inexperiencia. Por la salud política del estado y el país, es importante que el PRD sobreviva y en mucho la expectativa descansa en los nuevos líderes. Veremos.
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