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jueves, julio 24, 2025

PRESUPUESTO 21: CRIMINAL

Cuando la estafa es enorme, ya toma un nombre decente

Alejandro López de Ayala (1828-1879) Político español

 

jaimelopezNo es cuestión de mucha ciencia, sin que eso signifique soslayar la relevancia de los economistas, pero el mero sentido común advierte claramente una de las mayores aberraciones y torpezas financieras de que se tenga memoria en México: en 2021, Andrés Manuel López Obrador prevé que su gobierno gaste la friolera de poco más de ciento dos mil millones de pesos en sus tres proyectos emblemáticos: el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.

Si aún sin contingencia sanitaria, enviar ese dinero a esas tres obras hubiera significado una torpeza, porque a cual más de ellas son un monumento a la inutilidad y al despilfarro estúpido de dinero, hacerlo en estos momentos deja de ser una decisión absurda para convertirse en una criminal.

Ya Arturo Herrera, el señor que cobra como secretario de Hacienda pero que en realidad sólo cumple el papel de ajustador del gasto en función de los disparates y los caprichos que se le van ocurriendo a su jefe el presidente, ha alertado que este año se acabaron los “guardaditos”, en referencia a los alrededor de trescientos mil millones de pesos que este gobierno recibió del anterior, destinados a atender contingencias de diversa índole. Huelga aclarar que nadie sabe bien a bien en qué diablos se invirtieron esos recursos, el caso es que ya se acabaron.

Cualquiera entiende que la pandemia era imprevisible y que por tanto tomó al gobierno con los dedos en la puerta este año, pero también cualquiera entiende que ya con esta experiencia, para el 2021 el presupuesto tendría que ir enfocado fundamentalmente a atender la salud y la crisis financiera desatada por la contingencia y las políticas demagógicas del gobierno.

Poro lejos de eso, el gobierno apoyará ambos rubros sólo en el papel, porque en los hechos únicamente crecen los recursos destinados a sus tres obras faraónicas: 36.3 mil millones para el Tren Maya; 21.3 mil millones para el aeropuerto de Santa Lucía, y 45 mil para la refinería. Sólo en una mente como la del presidente puede caber que ante la peor crisis de salud y financiera de los últimos cien años, el gobierno insista en tirar el dinero en obras que ninguna utilidad tendrán para el país, cuando la prioridad debieran ser el fortalecimiento del sector salud en todas sus vertientes, y la aplicación de una política contra cíclica que trate de contener la recesión económica, que ya este año incluirá una caída de más del diez por ciento del PIB.

Todos los países están orientando sus recursos en esas prioridades, menos México. Un gobierno sensato aplazaría al menos un año esas obras, y orientaría todos sus esfuerzos, además del tema obvio de la salud, a canalizar la mayor cantidad de recursos posibles a la reactivación económica, vía créditos a la empresa de todos los tamaños, el diferimiento de pago de impuestos y de compromisos con el IMSS y el Infonavit para patrones y empleados, y el fortalecimiento de la obra pública, pero no la faraónica, sino la que en verdad sirva al país tanto para la generación de empleos, como en la infraestructura de servicios.

Pero esto es México, esto es la 4T y esto es López Obrador. Hagámonos la idea.

twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com

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