La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres, con el pretexto de proteger a los unos de los otros
Anónimo
No parece haber dudas de que el PRI michoacano está comprometido para ir en una alianza con Silvano Aureoles y el PRD, y probablemente con el mismo PAN, para encarar las elecciones del 21 en la entidad, evidentemente con la idea común de echarle montón a la aplanadora morenista.
Ir todos en alianza contra Morena tampoco es garantía de triunfo, pero sí de participar en plan competitivo, no de simples “mirones”. Eso lo tienen claro priístas, perredistas y panistas: jugar cada quien por su lado en la elección del 21, particularmente la de gobernador, se reduciría a una lucha entre ellos para definir al segundo, tercer y cuarto lugar. El candidato de Morena, el que sea, les arrasaría. Ir en bloque es la única opción que les queda a los tres partidos para jugar al menos con expectativas de competencia.
Sólo que esa potencial alianza tiene un pero: el PRI.
Veamos: en el PAN no hay problema, porque lo que decida Marko Cortés se hará, y todo apunta a que sí tomaría en serio incorporarse a ese nuevo Tucom (Todos Unidos contra Morena). Y ni hablar del otro participante, el PRD. Está claro que el más interesado en la alianza es el propio gobernador Silvano Aureoles y él es la voz de mando en su partido, o en lo que queda de él.
Luego entonces, la gran duda es el PRI. ¿Por qué?, porque por muy entusiasmados que estén los priístas michoacanos en ese Tucom y por muy avanzadas que estén las negociaciones en ese sentido sobre todo con el PRD y Casa de Gobierno, todos ellos saben que dependen del visto bueno que a fin de cuentas reciban o no de su dirigente nacional, Alejandro Moreno, y si bien éste ha dejado correr por ahora la conformación de dicha alianza, no le ha impedido a los priístas purépechas que avancen en ella, no puede perderse de vista su sospechosa afinidad –y lealtad- al presidente López Obrador.
En efecto, si a la hora de las definiciones el tabasqueño y su partido suponen que la alianza PRI-PAN-PRD sí es un peligro real en Michoacán, sin problema “convencerá” a Alejandro Moreno de sacar al tricolor de ese bloque. Por temor o por conveniencia, el líder priísta no ha tenido empacho en enviar señales de que prefiere estar del lado de López Obrador en las coyunturas importantes. No es gratuito que su mote de Alito haya cedido paso al de Amlito. En los hechos, Moreno come de la mano de López Obrador.
Así, la posible alianza PRI-PAN-PRD en Michoacán dependerá, paradójicamente, de López Obrador. Si éste considera que el bloque no le hace mella en la entidad, no intervendrá. Caso contrario, si ve en riesgo la elección no dudará en maniobrar con su fiel aliado Amlito para que el PRI deje colgados de la brocha a panistas y priístas, por muchos desayunos y copas que sigan cruzando por ahora Jesús Hernández Peña y Víctor Manríquez. De ellos no depende. Sí, del habitante de Palacio. Al tiempo.
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