La vocación del político de carrera es hacer de cada solución, un problema
Woody Allen (1935-?) Cineasta norteamericano
Lo más probable es que el llamado de Silvano Aureoles a Andrés Manuel López Obrador, para que haciendo uso de sus atribuciones constitucionales emita un decreto que active una serie de medidas de apoyo financiero y económico para estados y municipios, en el marco de la contingencia sanitaria por el Covid-19, sea echado en saco roto por el tabasqueño porque lo considerará “provocador y conservador”.
Pero es evidente que analizado con la mayor objetividad y frialdad posible, las seis propuestas de Aureoles son absolutamente lógicas, que incluso ya se hubieran echado a andar en México hace algunas semanas, si hubiera presidente. Sólo que no lo hay.
Las seis demandas son las siguientes:
Que estados y municipios puedan refinanciar su deuda de corto plazo hasta por veinte años; que la deuda de largo plazo también la puedan refinanciar sin autorización de los congresos locales, pero sí de Hacienda, y que sea para encontrar mejores condiciones de tasas y plazos; la transferencia inmediata del Fondo de Estabilización de los Ingresos a los Estados, a éstos y a los municipios; adelanto de participaciones federales sin costo financiero y con plazo de pago de 24 meses; ampliar el destino de reserva del Fondo de Desastres Naturales, para que también pueda ser utilizado para atender contingencias epidemiológicas, y que se den a conocer a estados y municipios las reglas de operación y acceso para los 180 mil millones de pesos que a manera de deuda autorizó el Congreso de la Unión al Ejecutivo Federal.
No tendría que provenir de un gobernador un planteamiento de esa naturaleza. Un estadista al frente de la Presidencia tomaría la decisión por su cuenta. Pero a falta de ese estadista, al menos cabría esperar la posibilidad de que López Obrador la retomara, aunque ya se sabe que lo que no surja de él, no sirve; en su lógica, claro.
La propuesta de Aureoles -que, repito, francamente no tiene desperdicio-, se inscribe en la ausencia absoluta de liderazgo presidencial que vive el país, ante la pandemia del Covid-19, y ante ese fenómeno, cada gobernante, cada empresario, cada líder religioso, cada mexicano en lo individual, asume su propia parte de protagonismo, con mayor o menor lucidez según sea el caso. Algunas propuestas son sensatas, otras descabelladas, pero todas serán mejor a la inacción presidencial. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com
