Los políticos son fascinantes porque constituyen una paradoja: son una élite que logra la mediocridad para el bien del público
George Will (1941-?) Político norteamericano
Una arista importante de la militarización del país en que está empeñado el presidente López Obrador, la ampliación por cuatro años de la injerencia de las fuerzas castrenses en tareas de seguridad pública, entró en una pausa: la sesión de este miércoles en el Senado, donde se debatiría y votaría, fue suspendida, luego de que el líder de la bancada cuatroteísta, Ricardo Monreal, maniobrara para devolver la iniciativa del PRI en ese sentido, a comisiones.
Monreal se convenció, conforme avanzó la sesión, de que el bloque opositor se mantendría firme y que no había espacio para suponer que se doblaría. Ante ello, con habilidad política, decidió que no se votara la iniciativa, porque claramente la iba a perder la 4T, y que mejor volviera a comisiones.
En el descaro total, los días previos las amenazas de todo tipo, lo mismo que las ofertas económicas, estuvieron a la orden del día en contra de algunos senadores opositores. Hasta el martes, solo había prosperado el amago en contra del senador panista por Yucatán, Raúl Paz, que fue “convencido” de abandonar su bancada y pasarse a la de Morena.
Contra viento y marea, los senadores priístas, panistas, perredistas, de Movimiento Ciudadano y los independientes, resistieron el acoso de la Sedena, de Marina, de Palacio Nacional y del propio Monreal.
Al verse perdido, Monreal maniobró para regresar a comisiones la iniciativa, evidentemente con la intención de ganar tiempo y extender el plazo para forzar o comprar a otros senadores, no solo al yucateco Paz.
Arreciarán ahora desde la 4T las amenazas de cárcel, de reabrir expedientes personales o de familiares, incluso de inventar acusaciones si fuera necesario, o de plano los cañonazos de ofertas de dinero. De todo ha hecho uso el partido en el poder y la pausa en el Senado le dará más tiempo para ello. Requiere al menos a otros diez legisladores.
Por ahora, los legisladores opositores juran y perjuran que no los doblarán. Conociendo a muchos de ellos, es válido recelar al respecto. Veremos. Y a la pesadilla todavía le quedan 740 días.
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