No hay mayor amenaza para la civilización, que un gobierno de incompetentes, corruptos o viles
Ludwing von Mises (1881-1973) Economista austriaco
Silvano Aureoles ha decidido jugar una apuesta alta, riesgosa. Asegura estar dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias en aras de lograr la candidatura presidencial de su partido, el PRD. Desde luego, está en todo su derecho de buscarla, al margen de que la intención esté o no sustentada en posibilidades reales, lo cual parece francamente cuesta arriba.
La gran duda es si el ex gobernador michoacano tiene o no claro que la única posibilidad para que la oposición sea contendiente real, no testimonial, en las elecciones del 24, es que vaya unida íntegramente. Y si a ello se le agrega un candidato con perfil ajeno a los partidos, es decir, más con carácter ciudadano, las posibilidades si cobrarían mayor peso.
Veamos: si bien el PRD es el partido de menor peso de toda la oposición, con apenas tenue presencia fuera de Michoacán, que Aureoles, o quien resultara candidato, decidiera no sumarse al bloque opositor y jugar por su cuenta, significaría miel sobre hojuelas para el presidente López Obrador y su 4T, que buscará afanosamente fragmentar a la oposición.
La elección del 24 será sin duda un referéndum a favor y en contra de López Obrador. Pero si sus opositores no van en bloque, le harán la tarea sucia, con o sin intención, al tabasqueño. No pareciera que Aureoles pueda encontrar mucha oposición dentro del PRD para hacerse de la candidatura presidencial. Ese no parece ser un problema, dado lo maltrecho del partido. El punto es si está dispuesto a sumarse al eventual bloque que el resto de los partidos opositores seguramente formarán. No le restaría mucho a éste que no se integre el PRD, pero mediática y políticamente sí podría ser de peso la señal de que la oposición va dividida.
Es decir, Aureoles podría estar, supongo que sin intención, favoreciendo a la 4T si se mantuviera aferrado a estar aislado del resto opositor. Ahora que si su plan es encaramarse a una candidatura presidencial pero solo para ganar un espacio en la mesa de decisiones del pleno de la oposición, entendiendo que sus posibilidades de triunfar por sí solo son prácticamente nulas, entonces sí tendría sentido su jugada política. Pero eso solo lo sabe él.
El ex gobernador podrá ser criticado de cualquier cosa, pero no de falto de oficio político. Por eso extraña que, al menos por ahora, parezca dar prioridad a su propia candidatura, no a la idea de un bloque opositor para frenar a Morena en el 24. Solo el tiempo dirá si fue estratégica su pretensión de una candidatura presidencial, porque por ahora no quedan claras sus intenciones. Y mientras, a la pesadilla todavía le quedan 656 días.
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