Nadie puede sospechar cuántas idioteces se han evitado gracias a la falta de dinero
Charles Maurice Talleyrand (1754-1838) Diplomático francés
No parece prudente que los responsables de los organismos electorales en Michoacán adopten la posición del “no pasa nada”, respecto de los incidentes ligados a la violencia y la inseguridad con que arrancaron las campañas electorales en la entidad esta semana.
David Alejandro Delgado como Ramón Hernández, Vocal Ejecutivo del INE en la entidad y presidente del Instituto Electoral de Michoacán, respectivamente, coinciden este jueves, en entrevistas por separado en el marco de la instalación de la Mesa de Gobernabilidad y Seguridad Electoral, en minimizar los hechos vinculados a la inseguridad registrados en la semana de apertura de las elecciones: el martes sujetos se robaron, a punta de pistola, dos camionetas propiedad del INE en Apatzingán; ese mismo día, Ernesto Núñez, dueño del Partido Verde, daba a conocer que tres de sus candidatos a síndicos, en otros tantos municipios de la tierra caliente, habían renunciado por amenazas, y un día después, el dirigente de Morena en el estado denunciaba también que él y el delegado del CEN de ese partido, estaban siendo objeto de amagos criminales.
Pero para Delgado y Hernández, todos esos son hechos aislados, no relevantes. Delgado acusó incluso con ironía, que los medios de comunicación estábamos más preocupados por el robo de las camionetas al INE, que el INE mismo. Y ambos funcionarios electorales insistieron en reducir el nivel de la importancia que tienen las amenazas a candidatos y dirigentes partidistas, al argumentar que son eventos “normales” y que no ponen en riesgo las elecciones.
El Vocal Ejecutivo del INE tiene razón: los medios sí estamos más preocupados por las camionetas, porque claramente el INE no, aunque debiera estarlo, no por la afectación a su patrimonio –porque para eso están los impuestos de los mexicanos, para resarcir los vehículos y todo lo que haga falta al INE-, sino por la señal que cualquier párvulo supo entender: es el crimen organizado haciéndose sentir, levantando la mano para que ni el INE ni nadie se olvide que las elecciones y su resultado, pasan por su filtro. Y si las amenazas a candidatos y dirigentes partidistas son asuntos triviales para los organismos electorales, no sé entonces qué sí puede llamar su atención.
No digo que lancen estridencias mediáticas, pero sí que le den el nivel de seriedad y riesgo que conllevan ese tipo de eventos, porque es peligroso que los comencemos a ver como “normales”. Si seguimos esa lógica, hoy se verían normales las amenazas a candidatos, mañana veremos normal que los maten y pasado mañana que los delincuentes designen gobernantes. O si hoy vemos normal que le roben al INE camionetas, no nos espantemos que mañana lleguen los malosos y tomen por asalto las oficinas de la dependencia para hacer conteos de votos. ¿O también eso sería en su momento normal?
Cuando una sociedad deja de alarmarse por la criminalidad y la comienza a ver como algo normal, se vuelve una sociedad de cínicos y ahí es donde se comienza a perder la batalla contra la inseguridad. Lo mismo pasa en el terreno electoral: si comenzamos a ver como normal que se roben camionetas oficiales o que amaguen candidatos, no lloremos mañana si de plano las mafias definen gobernantes ya sin empacho. Todo tiene un principio, al que hay que cortar cuando aún es posible, no verlo como “normal”.