Los genios son peligrosos para los talentos jóvenes, porque los reproducen creyendo reproducirse a sí mismos
Johan Wolfgang Van Goethe (1749-1832) Dramaturgo y científico alemán
El presidente López Obrador recibió un país al borde del colapso, sí, pero lo entregará ya no al borde, sino colapsado. Si resquebrajado aún era viable su rehabilitación, está claro que ésta tendrá que esperar al menos seis años más, porque el presidente se encargó de hundirlo más aún.
López Obrador festinó con todo el cuarto aniversario de su triunfo electoral. Triunfo, no puede olvidarse, contundente, aplastante, inobjetable. Y lo hizo muy a su estilo: con humareda vendida como concreciones. “Inauguró” una refinería que solo tiene concluida sus oficinas y baños y que comenzará a refinar en al menos tres años más. Y lo peor, una refinería de las que ya nadie construye en el mundo, porque éste se encamina hacia las energías limpias. Una refinería que solo producirá combustible que servirá, aún contaminando, no más de cinco años, si se considera que la meta de las armadoras de vehículos en el mundo, es que en 2030 la mayor parte de sus unidades sean eléctricas.
Así festejó López Obrador el cuarto aniversario de su triunfo. Y a la vuelta de este tiempo no queda sino concluir que el país es un absoluto desastre por donde se le quiera ver, y que tenemos un presidente que ni ha querido ni ha sabido gobernar, que todo lo ve y mide en función de votos, en función de su conveniencia política e imagen personal, y que para ello es capaz de sacrificar lo que sea, salud, seguridad, educación, empleos, lo que sea.
Recibió un sistema de salud no ideal, pero sí razonablemente funcionando. Hoy lo tiene en ruinas, con hospitales desabastecidos de medicinas, materiales y equipo, donde la gente muere por falta de atención médica. Recibió un país que se dirigía a ser un narco estado, y hoy él se encargó que llevarlo a ese destino, abrazando delincuentes. Recibió un país con elevadísimos niveles de corrupción gubernamental, pero hoy ésta está más enquistada que nunca, en el que las licitaciones pasaron a mejor vida so pretexto de la “seguridad nacional”, y donde el enriquecimiento de funcionarios y parientes del presidente es imposible de esconder.
Recibió un país con escaso crecimiento económico, hoy ese país crece uno por ciento en el mejor de los casos. Recibió un país con una educación en picada, hoy está en ruinas. Recibió un país con organismos autónomos y poderes públicos que ejercían un insuficiente pero razonable contrapeso al Ejecutivo, hoy eso ha quedado pulverizado. Recibió un país en el que eran excepcionales los asesinatos de periodistas, hoy son cotidianos.
Por eso, ¿qué festeja, presidente? Twitter @jaimelopemzt