La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados
Groucho Marx (1890-1977) Actor norteamericano
Sólo por la tragedia que significa en México la pandemia, sin contar la incontrolable violencia y muertes que ésta genera, así como la brutal crisis económica que ya ha comenzado a dejarse sentir, con una escalofriante caída de más del 15 por ciento del Producto Interno Bruto y la pérdida de cientos de miles de empleos, los gobernantes de este país debieran suprimir toda festividad cívica o política, por lo menos en lo que resta del año.
¿Qué hay que festejar con un Grito de Independencia y desfiles militares en un país desangrado por esos tres flagelos, la pandemia, la inseguridad y la crisis económica, a cual más atribuibles al poder público?
¿Y qué gobernante de este país, sea el presidente, los gobernadores o los alcaldes, tiene cara para, además de esas “fiestas” cívicas, endilgarnos informes de labores, que si siempre le resultan indiferentes a la ciudadanía, hoy serán incluso ofensivos?
El país está de luto. Y ante la criminal irresponsabilidad del poder público para atacar la pandemia y su secuela, la crisis económica –repito, ya ni hablar de la histórica crisis de seguridad, hoy en su punto más álgido-, lo menos que pueden hacer los gobernantes de todos los niveles, es no organizar festividades, así sean éstas rememorativas de hechos cívicos, como los del 15 y 16 de septiembre y, peor aún, endilgarnos informes de labores que hoy resultarán francamente ominosos.
Cierto, suprimir esos eventos no va a resolver ninguna de esas crisis, particularmente la de la pandemia, pero al menos actuar así enviaría una señal de respeto y solidaridad con las familias de las 52 mil víctimas mortales -150 mil, si nos atenemos a la expectativa que la propia Secretaría de Salud planteó, en el sentido de que los números de la pandemia habría que multiplicarlos tranquilamente por tres.
¿Qué festejaremos en septiembre?, ¿70 mil muertos que para ese entonces seguramente ya se contarán?, ¿festejaremos la pérdida de millones de empleos?, ¿la muerte de entre 50 y 60 mil mexicanos víctimas de la violencia y el crimen organizado? La bandera debiera estar a media asta todo este tiempo, no restregarnos en la cara la frivolidad de gritos de independencia y desfiles militares. El mismo criterio aplica para los informes de gobierno, que entre agosto y septiembre tienen lugar en buena parte del país para alcaldes y gobernadores. Ni hablar de la criminal irresponsabilidad de Andrés Manuel López Obrador, aunque su informe sea en diciembre.
Suprimir ese tipo de espectáculos políticos y propagandísticos, sería lo menos que debieran hacer nuestros gobernantes de todos los niveles. De lo contrario, además de ineficaces, serán tomados por insensibles y cínicos. Veremos.
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