Todavía vivimos bajo el influjo de argumentos demagogos y absurdos, que aseguran, con una simpleza insensata, que el pobre es bueno porque es pobre, y el rico es malo porque tiene más
Rubén Blades (1948-?) Artista y humanista panameño
Se enchina la piel sólo de escuchar la “estrategia” de Andrés Manuel López Obrador para devolver la paz a los mexicanos. Lo que en un principio sonó a frase demagógica de campaña, pero que alentaba la esperanza de que, ya en el poder, se desechara para que imperara la sensatez y la realidad, hoy se materializa: el gobierno del tabasqueño basará su plan contra la inseguridad y la violencia en las buenas intenciones, en las buenas vibras. La “república amorosa” a la vista, “Constitución Moral” como la llave para terminar con todos los males en el país. De terror, el populismo con que se aborda la política de estado lopezobradorista en la materia.
Alfonso Durazo, el “experto” en temas de seguridad que estará al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, presentó este miércoles el Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024, que incluye la creación de una Guardia Nacional integrada con elementos militares y de policía civil, así como amnistía “condicionada” a infractores.
Convengamos que la Guardia Nacional puede ser una estrategia medianamente sensata, pero ¿en serio López Obrador ofrecerá amnistía a narcotraficantes, secuestradores, extorsionadores y multihomicidas? Parecía, insisto, una broma macabra producto de una estrategia electorera de campaña. Hoy queda claro que no lo era. El tabasqueño se sostiene en que su halo de divinidad será suficiente para redimir a los malos y hacerlos volver al camino del bien. Todo es cosa de que él los toque y por arte de magia éstos se arrepentirán y se tornarán en hacedores del bien.
Habló Durazo de emprender un proceso de pacificación con las organizaciones delictivas, para poner fin a confrontaciones armadas y posibilitar el desarme y la entrega de los infractores, garantizando (sic) sus derechos y ofreciéndoles reducciones de penas (recontra sic). Ello, bajo el reconocimiento de que el actual gobierno no ha podido vencer a los cárteles “y no se ve que lo hará en corto tiempo”. Es decir, si no puedes con el enemigo, únetele.
Y luego el mundo de “amlolandya”: con este plan “se llevará la paz a cada rincón del país, los niños podrán jugar de nuevo en las calles, las mujeres podrían vivir en paz y los hombres podrán trabajar libremente”.
Remató con la retórica y demagogia infaltable en el amlismo: el plan contempla, 1) erradicar la corrupción y rehabilitar la procuración de justicia; 2) garantizar empleo, educación y salud; 3) pleno respeto y promoción de los derechos humanos; 4) regenerar la ética de la sociedad con una “Constitución Moral”; 5) reformular el combate a las drogas; 6) derecho de víctimas; 7) control en las cárceles; 8) nuevo Plan de Seguridad y nueva cultura de paz; 9) creación de la Guardia Nacional; 10) coordinación de autoridades estatales y municipales; 11) gabinete de seguridad, y 12) lineamientos de operación. Eso sí, el propio López Obrador tendrá el control de la Guardia Nacional. Ah bueno, menos mal que él estará al pendiente de que todo marche como reloj suizo.
¿Así más ilusa, absurda, demagógica y embustera la “política pública” de AMLO en materia de seguridad? ¡Que Dios nos tome confesados!