Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás fomando parte de ella
Juan Baez (1941-?) Cantante estadounidense
Impunidad, según el diccionario, es la cualidad de “impune”, e impune, es lo que queda sin castigo. Para efectos prácticos, si queremos un ejemplo de impunidad, remitámonos a la presa Francisco J. Múgica. Si bien se podrían citar decenas, centenares de casos de impunidad en Michoacán, el caso de dicha obra ilustra a la perfección el término.
Si no, ¿cómo entender la innumerable lista de irregularidades y evidentes actos de corrupción que rodean la obra, sin que haya nadie, absolutamente nadie que pague por ellos?
Una y otra vez se documentan los vicios, deficiencias, irregularidades, moches, transferencias bancarias, y un larguísimo etcétera, y no pasa nada. Medios de comunicación y organismos no gubernamentales que pugnan por la transparencia, como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, hemos documentado casi a detalle todo lo torcido de la obra, y no pasa nada. Cierto, hasta ahora han sido investigaciones de medios y de ese tipo de organismos, porque ninguna instancia gubernamental ha tenido los pantalones para indagar, lo que explica la impunidad total.
La última perla la publica Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, donde evidencia transferencias de Oderbrecht, la corrupta empresa brasileña que por años compró a funcionarios de todo el continente para “ganar” licitaciones de obra pública, a cuentas de personajes michoacanos, presumiblemente funcionarios de los gobiernos de Lázaro Cárdenas Batel y de Leonel Godoy Rangel.
Incluye el infaltable moche a la hora de gestionar con una empresa para que “asesorara” al gobierno michoacano en la contratación de un crédito para la obra. Y ni hablar de otros hechos enteramente documentados, como que la presa costó el doble de lo presupuestado, que Oderbrecht la entregó cuatro años después de lo previsto, que el gobierno de Godoy amplió, ilegalmente, el presupuesto para la empresa, y que al final de cuentas la presa ni siquiera sirvió enteramente, lo que se prueba con el hecho de que Conagua se resistió a recibirla, bajo el argumento de averías técnicas en la calidad de la obra.
Y con todo ello, ¿qué ha pasado? Pues nada, nada de nada, porque hay un misterioso manto protector para los dos gobiernos perredistas que ejecutaron la obra. Puede explicarse ese manto, aunque sea relativamente, en el caso de la administración lazarista, justo por el halo de impunidad que genera el apellido Cárdenas. Pero, ¿y el godoyismo?
No es fácil entenderlo, y menos, que a la luz de tanta información que día a día sigue saliendo sobre el tema, nadie haga nada, todo siga quedando en “periodicazos” y de ahí no pase. Y, por lo visto, así seguirá. Si no, al tiempo.
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