No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio
Charles Darwin (1809-1882) Científico inglés
La estrategia de los “videazos” le comienza a dar resultados a Andrés Manuel López Obrador: sólo ordenarle al fiscal Gertz Manero filtrar un video que en estricto sentido no incrimina a nadie, redundó en que un día después encontrara a una dócil y mansa Conago en San Luis Potosí, porque claramente, el miedo no anda en burro.
Mucho se había hablado sobre la “trascendencia histórica” de la reunión del pleno de gobernadores con López Obrador este miércoles en San Luis Potosí. Desde la exigencia por la renuncia del irresponsable pero súper poderoso Hugo López Gatell, hasta la demanda de una nueva convención hacendaria que reajuste las proporciones en que la Federación reparte cual migajas a estados y municipios el dinero producto de la recaudación de impuestos, pasando por el cambio estructural de la criminal “estrategia” federal para enfrentar la pandemia, marcaban la agenda que los gobernadores querían imponer en su reunión con el presidente. Los tambores de guerra sonaban.
López Obrador desde luego lo percibió, y ordenó al fiscal Gertz filtrar el primer video del caso Lozoya, que no incrimina a nadie, no tiene el menor peso jurídico, no dice nada de quién lo envía ni quién se beneficia de las montañas de dinero que ahí aparecen, pero que surtió el efecto que el presidente esperaba: desarmó por completo a los rijosos gobernadores, tanto, que la reunión de San Luis Potosí resultó un paseo para él.
Sólo tibios esbozos por la desigualdad presupuestaria y por el criminal manejo federal respecto de la pandemia; nadie osó volver a tocar a López Gatell, menos criticar de frente a López Obrador. Todo fue coser y cantar para éste. Todo se redujo al compromiso presidencial de entregar participaciones federales “puntuales y completas”, como si eso no fuera una obligación. El presidente les recetó que sus demagógicos programas electoreros se mantendrán más vivos que nunca y endulzó el oído de los gobernadores aceptando que éstos puedan reestructurar sus deudas estatales y, como acuerdo estelar, se acordó analizar la Ley de Coordinación Fiscal “con objetividad, transparencia y diálogo”.
En síntesis, nada. Nada de lo que los gobernadores belicosos llevaban en agenda, pudieron obtener; salieron con las manos vacías, aunque en realidad ya desde la víspera habían sido desarmados con la filtración del primer video del caso Lozoya, por aquello de las malditas dudas de lo que contengan los siguientes.
Sin duda, otra vez, López Obrador sometió a los gobernadores, ahora con un video de apenas unos cuantos minutos, insulso, sin nada de fondo. Y si hay, dicen, videos por más de cincuenta horas y esos sí con pelos y señales, ya podemos ir vislumbrando el derrotero electoral del 21, con un presidente empoderado y unos gobernadores arrinconados. Y eso que fue sólo el primer round. ¿Quieren más o con eso tienen?, pareció restregarles en la cara López Obrador. Está claro que con eso tuvieron. Al tiempo.
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