Necesitamos líderes que no estén enamorados del dinero, sino de la justicia, que no estén enamorados de la publicidad, sino de la humanidad
Martin Luther King (1929-1968) Pastor bautista
Las autoridades estatales y municipales han decidido levantar parcialmente las restricciones impuestas a la actividad económica, en el entendido de que hay las condiciones sanitarias para flexibilizarlas. Es deseable que la disposición se haya tomado con argumentos científicos, y que por ende no vaya a resultar contraproducente.
Volverán a horarios de operación normal actividades no esenciales, como restaurantes, centros comerciales, tianguis, mercados, balnearios, bares, gimnasios y templos, entre otros, todos con un aforo máximo del 50 por ciento y en horarios límite de las once de la noche.
Siguen prohibidos jaripeos, conciertos, fiestas, partidos de futbol y eventos masivos en general, comenzando por la Feria de Morelia. Las nuevas medidas entran en vigor este fin de semana. En general, podrían parecen razonables las nuevas disposiciones, sobre todo pensando en la necesidad de reactivar la economía. Empero, me parece que no resiste ninguna justificación, por ejemplo, que bares y antros abran normalmente. ¿Cómo en qué ayuda esa posibilidad? Lo mismo podría decirse de los recintos religiosos o balnearios. En el caso de tianguis, mercados, restaurantes, centros comerciales, deberá vigilarse que cumplan con un aforo máximo del cincuenta por ciento.
Absolutamente justificada la cancelación de la Feria y que sigan prohibidos eventos masivos de cualquier tipo, incluidos los deportivos.
Son entendibles los recelos que genera la flexibilización de las restricciones, porque claramente la pandemia está lejos de contenerse, más allá de que la última semana haya habido un menor crecimiento de casos de contagio y de muertes.
Podría caber la duda: ¿y por qué no esperar a que la mayor parte de la población, al menos los grupos más vulnerables y prioritarios, esté vacunada, para autorizar la reanudación de actividades comerciales?
Pero también hay que decirlo: que la disposición haya pasado por el escritorio de la doctora Diana Carpio, secretaria de Salud, genera confianza. Se trata, sin duda, de la voz más autorizada en materia epidemiológica en Michoacán. Su seriedad y profesionalismo contra restan las dudas que genuinamente brincan con la nueva disposición gubernamental. Confiemos pues en que ésta sea producto de un análisis científico para encontrar un equilibrio entre combate a la pandemia y reactivación económica. Más nos vale que así sea.
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