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lunes, diciembre 2, 2024

REELECCIÓN DE ROSARIO PIEDRA, TRIUNFO DE LA CHINGADA

Siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien:

Nelson Mandela (1918-2013) Presidente de Sudáfrica

 

Amén de vergonzosa, la reelección de Rosario Piedra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, es un revés preocupante para Claudia Sheimbaum.

Vergonzosa, porque Piedra resultó la peor evaluada en las comparecencias ante los senadores de los aspirantes al cargo. Y vergonzosa también, porque ha sido la personificación misma de la antítesis del Ombudsperson: carente de toda autonomía, independencia y ética. Piedra se encargó de materializar el anhelo dictatorial de López Obrador, de tener una CNDH plegada al poder, no a los intereses de los mexicanos. No tuvo empacho en jugar ese papel de esquirol y de asesina de la autonomía del organismo.

Y preocupante para Sheinbaum, porque la presidenta maniobró para tratar de imponer a Nashieli Ramírez al frente de la CNDH, y no lo logró, porque enfrente tuvo un rival demasiado fuerte para ella: Andrés Manuel López Obrador, quien envió la orden a los senadores de la 4T de votar por la reelección de Piedra, y él sí lo logró.

Es decir, la designación de la titular de la CNDH se convirtió en una lucha de demostración de poderío entre López Obrador y Sheinbaum, con el resultado descrito. Por lo demás, nada novedoso.

Sheinbaum quería a Ramírez porque fue presidenta de la Comisión capitalina de Derechos Humanos cuando aquella fue jefa de Gobierno, y por supuesto fue sumisa a la ahora presidenta de la República. AMLO quería a Piedra justo por lo mismo: fue no sumisa para con él, lo que le sigue en su primer paso como Ombudsperson.

En realidad, con quien hubiera ganado el resultado era el mismo: mantener a la CNDH como apéndice de la 4T, no defensora de los derechos humano. Pero con una diferencia: Piedra debe la ratificación a López Obrador, no a Sheinbaum, quien ahora deberá elogiar su reelección. Pero en el fondo, la jefa del Ejecutivo perdió una batalla que la desnuda ante la propia 4T y ante la opinión pública: ella es la presidenta, sí, pero el que manda vive en La Chingada. X@jaimelopezmtz

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