La democracia da a cada uno el derecho de ser su propio opresor
James R. Lowell (1819-1891) Poeta norteamericano
Empleados de la Secretaría de Finanzas se están dando un festín con el reemplacamiento: son múltiples las quejas de que los burócratas están operando un muy bien pulido esquema de contubernio para obtener jugosas utilidades al «facilitar» el trámite para que los propietarios de vehículos paguen por sus nuevas placas.
La «estrategia» es tan fácil como eficaz: trabajadores de Finanzas ofrecen sus servicios a los dueños de autos que están formados en las filas en el exterior de las oficinas recaudadoras, o bien que ya previamente han contactado, para agilizar el trámite a cambio de una «cooperación» de entre quinientos y setecientos pesos por vehículo.
Los empleados, una vez que reúnen un paquete de entre cincuenta y cien solicitudes, obviamente tienen acceso libre a las oficinas, donde ya los esperan sus compañeros detrás del mostrador para realizar con toda celeridad los trámites. Por supuesto, no hay margen de error: con inusitada rapidez salen y entregan los comprobantes del pago a quienes contrataron sus servicios, o cuando es posible incluso ya con todo y los juegos de placas.
Para asegurarse más utilidades, los empleados de Finanzas boicotean intencionalmente el sistema de cómputo para que no funcione eficazmente, y además se las arreglan para entregar al día unas cuantas fichas a propietarios de vehículos que no aceptan prestarse a la corrupción. Con pocas fichas y con un sistemático de cómputo para el pago en línea siempre lento o de plano caído, aumentan las posibilidades de que más usuarios contraten los servicios de los burócratas disfrazados de «coyotes».
Y si a todo ello se le suma el temor de los usuarios a hacer largas filas en medio de una gran cantidad de personas, por el tema de los contagios de covid, pues resulta que el proceso de reemplacamiento está resultando en una auténtica fiesta para los empleados de Finanzas.
Cálculos conservadores estiman que tranquilamente, bajo ese esquema se están embolsando por día unos cien mil pesos en cada oficina recaudadora, que obviamente deben repartirse entre varios empleados.
El reemplacamiento está siendo un calvario para los propietarios de vehículos, pero un festín para empleados de Finanzas. Urge que los altos mandos de la dependencia pongan un alto a ese esquema de corrupción tan bien organizado.
twitter@jaimelopezmtz
