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miércoles, mayo 14, 2025

REFORMA POSIBLE, NO LA NECESARIA

jaimelopezEl política piensa en la próxima elección; el estadista en la próxima generación

Otto Von Bismarck (1815-1898) Político alemán

La aprobación por parte de los diputados de la nueva Ley de Fiscalización, puede verse bajo dos aristas. La primera, a la luz de la máxima en política: hay que ir por lo posible, no por lo necesario. O bien, a la luz del anuncio aquel de El Heraldo de México, el del vaso medio vacío o medio lleno, según queramos.

Y es que la nueva legislación, cierto, quedó a deber, pero también sería injusto no reconocer que contiene avances en relación a la que estuvo vigente hasta ahora.

Avances: se crea el servicio civil de carrera en la Auditoría Superior de Michoacán, lo que, se supone, servirá para profesionalizar la labor del personal, que no estará sujeto a los vaivenes políticos; la dependencia al menos sabrá desde enero el monto del presupuesto del que dispondrá para cada año, lo que reducirá, o quizá evitará, la discrecionalidad del área financiera del Congreso del Estado para canalizarle los recursos financieros cada quincena; la ASM tendrá ya autonomía técnica, lo que le permitirá formular y aplicar sus propias políticas en materia de reglamentos internos y métodos de auditoría de los recursos públicos.

¿Qué faltó?, pues claramente la nueva ley se quedó muy corta en cuanto a darle la autonomía financiera a la ASM, que a juicio de muchos analistas era un factor fundamental para pensar en una efectiva revisión del manejo de recursos públicos en Michoacán. Claramente, los diputados no tuvieron los arrestos para despojarse del control financiero, y por tanto político, real y práctico, de la ASM, a la cual mantienen bajo su influencia.

Evidentemente, ello les garantiza la selectividad y discrecionalidad en la aplicación de revisiones a manejos financieros de todos los entes oficiales que manejan dinero público en Michoacán, o lo que es lo mismo, garantiza que siga prevaleciendo la impunidad cuando así convenga a los diputados.

El priísta Marco Polo Aguirre, presidente de la Comisión de Auditoría, y en ese carácter impulsor principal de la nueva ley, quedó decepcionado por lo que finalmente aprobó el pleno. En declaraciones públicas, el priísta trata de ser políticamente correcto y argumenta que deben verse los avances, no tanto lo que faltó en la nueva ley, pero en el fondo quedó inconforme. Me consta, porque pude ver de primera mano su borrador original, que él y su Comisión iban por una reforma mucho más profunda, que incluía darle plena autonomía técnica y, sobre todo, financiera a la ASM.

Empero, a la hora de las votaciones en el pleno, las bancadas del PRD y PAN se echaron para atrás, se atemorizaron de dar tal nivel de autonomía al auditor y a su oficina, y decidieron recular en el compromiso originalmente pactado, lo que produjo una reforma ligth.

Cierto, la bancada priísta no tenía con qué ir por la reforma estructural sin el respaldo de las otras. Por eso, en esa lógica, tiene razón Aguirre cuando habla de que se aprobó lo posible, no lo necesario o deseable.

Y así, la nueva Ley de Fiscalización puede verse como el vaso medio vacío o medio lleno, según se quiera. Las dos visiones son válidas, pero de que los diputados quedaron a deber, no hay duda. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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