La audacia en los negocios es lo primero, lo segundo y lo tercero
Thomas Fuller (1608-1681) Historiador británico
De una expectativa verdaderamente ambiciosa en materia de inversión, generación de empleos y producción de riqueza para el puerto michoacano de Lázaro Cárdenas, con la puesta en marcha de la Zona Económica Especial, todo se redujo a un “pues a ver cómo podemos ayudar” con que el presidente López Obrador le respondió al gobernador Silvano Aureoles, que en la reunión de la Conago de este martes en la Ciudad de México, le formuló justamente el planteamiento de revivir las ZEE.
Hay quien ve en esa respuesta de López Obrador una ambigüedad, y por tanto una posible puerta aún abierta para no desaparecer el programa de las ZEE. Nada de eso: la respuesta es absolutamente tajante, es un no rotundo a las zonas económicas, es el adiós y la cancelación definitivos a un programa que pudo marcar un parte aguas no en el puerto michoacano, sino en todo el país, en cuanto a desarrollo y empleo.
Aureoles hizo su último intento, jugó su carta final este martes en la sesión de la Conago: le planteó a López Obrador delante de todos los gobernadores, que no se cancelen las ZEE. Pero Aureoles estaba consciente desde luego de la cerrazón ideológica y la ceguera pragmática del tabasqueño que, en efecto, no dio su brazo a torcer.
Aureoles había advertido un día antes que “seguro alguien estaba mal informando al presidente” con ese tema, como si fuese cuestión de alta especialidad y de la necesidad de un conocimiento previo respecto de los alcances de las ZEE en el mundo entero. Cualquier párvulo medianamente ilustrado lo sabe, pero es evidente que el nivel del presidente es incluso menor.
El gobernador lo dijo como un mero cumplido, él sabía que no había más, que todas las expectativas de crecimiento del puerto michoacano que se abrieron con las ZEE, se habían derrumbado el primero de julio anterior. Y así lo comprobó con la absurda e infantil respuesta presidencial: “pues a ver cómo podemos ayudar”.
Y sí, de esa enorme y fundada expectativa, todo se reduce ahora a esperar a ver en qué nos puede ayudar López Obrador. Quizá con algunas becas más para holgazanes ninis, porque esa es la visión que él tiene del desarrollo.
Y en la lógica lopez obradorista, ciertamente nadie debe llamarse a sorpresa. El desarrollo económico del puerto, del estado y aún del país –porque estaban contempladas seis zonas económicas por todo el territorio nacional-, deberá esperar cuando menos seis años más. Y si el temible amago de la 4T de emular al PRI y eternizarse en el poder algunas décadas, se llega a cumplir, pues ya podremos ir cantando un réquiem pero no por el programa, sino por el país mismo. Al tiempo.