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domingo, mayo 4, 2025

REYNA, O EL PRECIO DE UNA OSADÍA

Aquellos que pueden hacerte creer absurdidades, pueden hacerte cometer atrocidades

Voltaire (1694-1778). Filósofo francés

 

jaimelopezCuando Jesús Reyna tuvo la osadía de oponerse a las actitudes autoritarias y dictatoriales de Alfredo Castillo, no se imaginaba lo que se le venía encima.

 

Era 2014 y Reyna operaba como secretario de Gobierno. Castillo, ya se sabe, era el dueño del gobierno y de los michoacanos. El “virrey” convocaba al gabinete de Fausto Vallejo, y a éste mismo, a su entero placer. Daba órdenes, amenazaba, chantajeaba a cada momento con que tenía videos “comprometedores” prácticamente de todo mundo. Vallejo y su gabinete le tenían pavor.

En sendas ocasiones, Reyna tuvo el atrevimiento de recordarle a Castillo que el gobernador era Vallejo, con la sugerencia implícita de que tuviera el respeto a éste y a su investidura. Lo hizo una vez y Castillo medio toleró la “impertinencia”. La segunda ocasión Reyna firmó su sentencia de muerte.

A Reyna le armó la procuraduría castillista una acusación amañada: con solo un video en lo absoluto incriminatorio, le llevó a proceso y a prisión, arrinconando al juez para evitar que le otorgara la libertad. El video, ya se sabe, es uno donde se ve, en efecto, a Reyna en un encuentro con Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, sin proferir una sola palabra. José Trinidad Martínez Pasalagua, también presente en el encuentro, afirmó en su declaración a la procuraduría, haber sido llevado a la fuerza y que el líder delincuencial demandó a Reyna posiciones políticas del PRI, de cara al proceso electoral que estaba a punto de iniciar. Reyna le contestó que las candidaturas se definirían en la dirigencia nacional de su partido, en la Ciudad de México, y que ni él ni Vallejo tendrían ninguna intervención. Eso fue todo.

Ese video es la base para mantener desde hace tres años a Reyna en prisión. En contraste, un video donde se aprecia al hijo del propio Vallejo departir alegremente con el mismo líder criminal, no fue suficiente para encarcelarlo. Era la justicia castillista.

Reyna sufrió en carne propia el rigor del virrey, del enviado presidencial, del gobernador real. Hoy, además de permanecer tres años encarcelado, sin que sea sentenciado ni se vea para cuándo puede definir su situación legal, ha visto perder a su hija, una abogada que de acuerdo con la procuraduría michoacana, se suicidó, aunque hay varias dudas de que así haya sido.

Como sea, Reyna ahora ve morir a su hija, sin que nadie pueda asegurar que la tragedia de ver en prisión a su padre, le haya llevado a ella a sufrir algún trastorno emocional que quizá le hubiera empujado a tomar la fatal determinación de quitarse la vida.

Para Reyna, el padre, es una tragedia tras otra. ¡Qué caro está pagando su rebeldía anticastillista!

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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