El precio de desentenderse de la política, es el de ser gobernados por los peores hombres
Platón (427-347 a. C.) Filósofo griego
No es raro que en cada Legislatura se acumulen rezagos y faltantes de toda naturaleza por cubrir, pero lo que está sucediendo en la actual llega a niveles que no tienen precedentes: tres organismos autónomos no pueden operar en condiciones de normalidad, porque el Congreso del Estado se ha desentendido de cumplir su responsabilidad de designar a sus integrantes.
Es el caso, primero, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que desde diciembre del 2019 se encuentra acéfala, dado que los diputados fueron incapaces de reponer un procedimiento turbio por medio del cual algunos de ellos pretendieron hacer trampa para designar al presidente del organismo. Descubiertos en el ardid, han preferido ya no abordar el caso y todo este tiempo la CEDH ha caminado a medias, porque si bien hay un encargado de despacho, existen asuntos que por ley solo puede firmar o tutelar el presidente.
Luego, tenemos al Instituto Michoacano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, IMAIP para entendernos más fácil, que por ley debe estar compuesto por tres consejeros. Resulta que desde hace varios meses opera solo con uno de ellos, porque los diputados no han designado al resto. Por ley, las resoluciones del organismo deben tomarse por la mayoría de votos de los consejeros, es decir, dos de ellos. Habiendo solo uno en funciones, es imposible que siquiera sesionen, menos que tomen cualquier resolución. Patético.
No menos grave la ausencia absoluta de los señores legisladores en el cumplimiento de otra importante designación: los integrantes de la Comisión de Selección del Sistema Estatal Anticorrupción, rezago que se presenta hace casi año y medio, y que ha originado que el Comité de Participación Ciudadana opere en este momento solo con cuatro miembros, cuando la ley habla de cinco. Rosmi Bonilla, la actual presidenta del organismo, debe separarse del cargo en noviembre próximo, y si para ese entonces sigue sin designarse la referida Comisión, el Comité verá reducida su membresía a tres integrantes.
Repito, no es nada extraordinario que cualquier Legislatura se entrampe en alguna designación por jaloneos políticos o legales. Pero que una misma, como la actual, acumule tanto déficit en nombramientos de titulares de organismos autónomos, evidencia una irresponsabilidad mayúscula. Y lo peor: no es descabellado suponer que culminen su periodo los diputados y dejen semejante rezago a sus sucesores. Si no, al tiempo.
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