Un dilema es un político tratando de salvar sus dos caras a la vez
Abraham Lincoln (1809-1865) Presidente de Estados Unidos
La llamada Estafa Maestra parece reunir todos los elementos para configurar un delito que justifique la cárcel y el inicio de un proceso penal para Rosario Robles. Pero también parece quedar claro que se trata de una presa política.
¿Cómo explicar la aparente contradicción?
Primero, porque las acusaciones contra Robles, insisto, apuntan a una solidez que se ve difícil pueda remontar: cinco mil millones que habrían sido desviados del gobierno federal a través de licitaciones y asignaciones directas que terceros realizaron con empresas fantasmas, o que al menos eran reales pero no entregaron ninguna contraprestación.
Es decir, en ese sentido, Robles no sería ningún chivo expiatorio, sí tiene mucho que explicar y si no lo puede hacer, la cárcel pareciera su futuro próximo.
Pero en segundo lugar, empero, ello no significa que no sea una perseguida con fines políticos. La Estafa Maestra apunta no a una, sino a varias autorías intelectuales y materiales; suena absurdo que, por ejemplo, el presidente Enrique Peña Nieto no haya estado, al menos, al tanto, o Luis Videgaray, secretario de Hacienda, o incluso José Antonio Meade, que sucedió a Robles en Sedesol, que mínimo debió haber denunciado los sospechosos movimientos presupuestarios.
Y en cambio, todo va perfilándose para que la única que pague los platos rotos sea Robles, lo cual siendo probablemente un acto de justicia, si lo reducimos sólo a la actuación de ella, se vuelve uno de injusticia, porque sería una justicia selectiva.
Por lo demás, Andrés Manuel López Obrador habría encontrado el camino perfecto para cobrarse lo que él siempre ha considerado una traición de Rosario Robles, al no secundarlo en su salida del PRD y preferir aceptar cabida en el gobierno “espurio” de Peña Nieto. De ahí que el señalamiento de ella, de considerarse una presa política, sea en ese sentido fundado.
Así pues, y aunque pueda en primera instancia sonar a contradicción, no lo es tanto apuntar que Robles es una perseguida por fines políticos, pero al mismo tiempo parecieran sólidas las acusaciones en su contra, porque con la justicia y con la clase política mexicana, todo es posible, incluidas esos aparentes contrasentidos.