Si le mientes al gobierno, es un crimen; si el gobierno te miente a ti, es política
Bill Murray
Alguien, o algo, deben parar al presidente López Obrador, en su afán destructor del país. Va a terminar con él si no encuentra un valladar. So pretexto de que todo, absolutamente todo en México está corrompido, se ha vuelto un troglodita, un devorador y destructor de instituciones y parece empeñado en no dejar piedra sobre piedra.
Cierto, hay muchísimas cosas que en efecto están marcadas por la corrupción, pero aún esas lo sensato es limpiarlas y mantener de ellas lo que camine bien. Eso haría un estadista, pero López Obrador es un aniquilador, no un corrector.
Ahora, se le ocurrió que el sector salud de los estados debe ser manejado por la Federación, en específico por el IMSS, porque aquel es un modelo de corrupción y éste lo es de eficiencia, según el dicho presidencial.
Cada estado maneja una infraestructura de salud propia, que ha construido y opera con recursos propios y federales. En Michoacán, por ejemplo, la Secretaría de Salud estatal administra los hospitales Civil, Infantil, de la Mujer y el Psiquiátrico, en Morelia, más una decena de tipo general en las principales ciudades y varias centenares de clínicas rurales. No compiten con el IMSS ni con el ISSSTE, porque la población de estos institutos está bien identificada. La infraestructura de Salud estatal está dirigida a población no derechohabiente de los institutos federales, de ahí que en realidad operen como complementarios unos con otros. En teoría, así el Estado Mexicano otorga atención médica a toda la población.
Ahora, López Obrador tuvo la ocurrencia, porque claramente eso fue, de que el IMSS maneje toda esa infraestructura en los estados del país. Sin ningún estudio previo, sin ninguna evaluación operativa, solo de repente este sábado despertó y se le ocurrió así decretarlo, y procedió a anunciarlo.
Sería el adiós a la sana descentralización del sector. En lugar de aplicar una política pública orientada a corregir las desviaciones e ineficacias, que obviamente las hay, decide borrar de un plumazo un proceso que lleva décadas, porque a su entender solo el IMSS tiene la capacidad y, sobre todo, la “honestidad” para operar correctamente dicha infraestructura. Sí, el IMSS, un modelo de inoperancia, de burocratismo, de ineficiencias y en muchos sentidos de corrupción, será el encargado de poner orden en el sector salud nacional.
Otra medida más sin pies ni cabeza, sacada de la chistera como mera ocurrencia presidencial, que solo contribuirá a derrumbar un sector que, con sus deficiencias, en general es de los que mejor opera el Estado Mexicano.
Es de esperarse que la locura amlista sea contenida en San Lázaro a partir de septiembre, porque hacerlo vía elecciones sería hasta el 24. A la tragedia aún le restan tres años. Veremos. twitter@jaimelopezmtz>
