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domingo, julio 27, 2025

SE VIENE LA NOCHE

La mayoría de las veces que se lee sobre política, hay que admitir que cada partido es mejor que el otro

William Rogers (1913-2001) Político estadounidense

 

jaimelopezComenzó la batalla de batallas de Andrés Manuel López Obrador; va por su auténtica joya de la corona: el INE. El tabasqueño no puede arriesgarse a llegar a la elección del 24 con un árbitro imparcial, autónomo y profesional, y echará su resto para que sea uno justo al revés: dócil, plegable a sus caprichos y manejable de tal forma que garantice dados cargados a favor de Morena. Vaya, el presidente quiere un árbitro exactamente igual a como lo tenía el PRI hasta los ochenta: un títere.

Este martes en San Lázaro se han instalado las comisiones unidas que ventilarán las 104 iniciativas que se han arremolinado haciendo cola, obra de todos los partidos desde hace varios años, pero que solo salen a la palestra ahora, porque es el tema de temas de López Obrador, y la siempre obsequiosa Cámara de Diputados no podía decir que no al emperador.

El actual modelo electoral no es desde luego perfecto, pero sí razonablemente aceptable. Hay, sin duda, varios rubros en los que puede caminarse para volverlo más equilibrado y justo en todos sentidos, pero claramente hoy tenemos un sistema que garantiza procesos y resultados confiables. Por eso, la pregunta es ¿para qué quiere López Obrador impulsar una reforma a algo que camina bien?

Fácil: el presidente quiso y se sirvió de un sistema electoral para alcanzar el poder, pero ya estando en él ahora le estorba en su afán de manipularlo y torcerlo para asegurarse, por las buenas o por las malas, el triunfo en el 24. Un INE imparcial le llevó al triunfo en el 18, ahora le urge un INE a modo para el 24. Y para lograrlo, hará todo lo lícito o ilícito que sea necesario.

En teoría, y solo en teoría, la oposición en San Lázaro tiene el peso suficiente para contener la desmesura dictatorial de López Obrador. Empero, tomando en cuenta que en esa oposición hay que considerar al PRI, el panorama se torna nebuloso, dada la capacidad innata que tiene ese partido para traicionar y romper acuerdos, y la facilidad con la que sus legisladores son domados, bien sea por amenazas, por chantajes o por dádivas de toda índole. Por eso, no genera ninguna certeza el supuesto peso mayoritario de la oposición, mientras el PRI forme parte de ella. Su impresentable líder, Alejandro Moreno, es sinónimo de traición.

Como sea, ha iniciado la verdadera guerra. Un INE descabezado es con el que sueña López Obrador, y en materializar dicho sueño echará su resto: carpetas de investigaciones judiciales, compra de votos, presión militar, amenazas del crimen organizado, y un larguísimo etcétera forman parte de su arsenal. ¿Resistirá la oposición, o será doblada? Si es lo segundo, se nos viene la noche y adiós a la democracia. Y mientras, a la pesadilla todavía le quedan 706 días. twitter@jaimelopezmtz>

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