Donde hay poca justicia, es un peligro tener razón
Francisco de Quevedo (1580-1645) Escritor español
Selene Vázquez está enseñando el cobre con preocupante facilidad. Si bien nunca ha sido tenida por una política de trato terso y gentil, sino todo lo contrario, es hosca, dura, inflexible, incluso cerrada al diálogo, en esta ocasión claramente se le ha pasado la mano. Su sospechoso cobijo a un funcionario de su oficina, de nombre Omar Reyes Herrera, la vuelve inviable para seguir ocupando el cargo público que hoy tiene.
Vázquez es titular de la Comisión de Atención a Víctimas, una oficina que se inventaron ella y sus compañeros de legislatura, y que es un cero a la izquierda en términos de utilidad social. Vaya, ni los mismos integrantes de esa oficina saben bien a bien cuál es su papel. Empero, en teoría, y si nos atenemos a su título, se supone que debe definir políticas públicas para proteger los derechos de ciudadanos que sean víctimas, nadie sabe víctimas de qué, pero víctimas de algo, digamos de excesos de la autoridad o de inacción de ella ante un escenario que haga que la persona se encuentre en riesgo.
Y si esa oficina, al menos en el papel, debe atender a víctimas de “lo que sea”, ¿qué calidad moral va a tener su titular si en lugar de velar por los derechos de tres policías víctimas de la actitud troglodita y enfermiza de un energúmeno al frente de un vehículo, se asegura de proteger a éste, sólo porque es asesor de otro comisionado, de nombre Salvador Ceja Barrera?
Ninguna. Selene Vázquez ha dejado de tener siquiera un mínimo de autoridad moral para seguir al frente de esa oficina. Aduce que el funcionario tiene derecho a un juicio justo y que mientras éste no concluya, seguirá en su cargo. Sólo que alguien con sensibilidad y compromiso con “las víctimas”, hubiera actuado justo al contrario: separarlo de su cargo. ¿Por qué?, por el simple hecho de haber arrollado a policías. ¿No es eso suficiente? Lo que decida a fin de cuentas el juez, o incluso si se llegara a una negociación hoy permitida por el Nuevo Sistema de Justicia Penal, sale sobrando en este caso. El asesor del comisionado Ceja atropelló a tres policías y pudo haber matado a algunos de ellos, sólo porque le impidieron el paso en la vía pública.
No se necesita ser un experto en sicología o siquiatría, para advertir que se trata de un individuo mentalmente desequilibrado. Nadie “normal” le lanza el vehículo a otra persona. Y defenderlo a capa y espada, como hizo Vázquez en Vox este martes por la mañana en charla con Julio César Hernández, la hace moralmente inviable para mantenerse en el cargo. Caso contrario hubiera sido si actúa como indica el sentido común: destituyéndolo de inmediato. Ahora, es ella la que debe renunciar por solapar a un colaborador inadaptado para la convivencia social.
Selene debió entender que “las víctimas” son los policías, no su funcionario. Alguien que invierte el rol de las cosas, no puede seguir al frente de una oficina que supuestamente defiende a “víctimas”. ¿O sí?