Cuando era joven, había decidido ser pianista en un burdel o político profesional. A decir verdad, no hay mucha diferencia
Harry S.Truman (1884-1972). Presidente norteamericano
La aplicación de la ley, incluyendo desde luego la electoral, pasa también por el sentido común, y el impartidor de ella debe actuar sin perder de vista esa premisa.
En el caso de la resolución que está por darse por parte de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, respecto de ratificar o no la anulación de las elecciones en los municipios michoacanos de Nahuatzen, Charapan y Tingambato, es deseable que se obre con la cordura y la sensatez que da el sentido común, no sólo bajo la camisa de fuerza que muchas ocasiones significa la aplicación a ciegas de la ley.
Si ya se comprobó que basta un puñado de individuos para evitar la instalación de casillas en esos municipios, tal y como ocurrió el primero de julio, y con ello encaminar a la anulación de resultados, es evidente que si hay elecciones extraordinarias en ellos, de nueva cuenta se presentará ese escenario de violencia.
La autoridad electoral, el INE en este caso, hizo lo que a su alcance estuvo el primero de julio: instaló casillas donde las condiciones de seguridad lo permitieron, donde lo razonable y el sentido común así lo establecieron. Hacer lo contrario sólo hubiera desatado mayores actos de violencia. El INE no es entidad policiaca para implementar un esquema de seguridad en cada casilla, ello corresponde al poder civil.
Además, los impartidores de justicia electoral del más alto nivel del país, deben actuar con la rapidez que el caso amerita: este sábado debieran tomar protesta y posesión las nuevas autoridades en los municipios, incluyendo por supuesto Nahuatzen, Charapan y Tingambato. Si no hay resolución antes, los tres municipios amanecerán en el caos –de por sí, ya en muchos sentidos lo están-, sin autoridad, y el Congreso del Estado deberá designar unas provisionales, que lo mismo pueden durar tres que ciento ochenta días, con los riesgos de absoluta ingobernabilidad que una situación de ese tipo conlleva.
Luego entonces, lo que es deseable es que la Sala Superior del TEPJ actúe rápido y bien. Rápido, en cuestión de horas, y bien, haciéndolo con el sentido común y la sensatez que se precisan para entender que si hay elecciones extraordinarias, las pocas decenas de sujetos que por alguna razón difícil de entender impidieron las votaciones normales el primero de julio, con la mano en la cintura lo volverán a hacer. Veremos si los ministros obran o no con ese sentido común.