Yo propondría que los políticos no fueran personajes públicos
Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino
El choque de trenes no esperó ni dos días para hacerse presente: el súper delegado lopezobradorista en Michoacán, Roberto Pantoja Arzola, perdió el primer round con Silvano Aureoles, pero seguro irá por la revancha en la primera oportunidad que tenga.
El jueves de la semana anterior, dos días antes de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador, Pantoja envío un oficio al gobernador Aureoles, en el que le convocaba a la “Presentación Formal del Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024”, a realizarse el domingo a las 8 de la mañana en la sede de la 21 Zona Militar en esta ciudad.
En su oficio, Pantoja Arzola establecía que el evento tenía como finalidad “realizar un esfuerzo de coordinación entre el equipo de transición estatal y las autoridades en materia de seguridad que usted (Aureoles) encabeza”.
También, le señalaba que “conocedor de su gran responsabilidad para lograr beneficios en pro de la paz y seguridad en la región, es que le solicito de la manera más atenta su presencia…lo anterior para poder llevar a cabo la coordinación necesaria y obtener los resultados previstos en tiempo y forma”.
Claramente, Pantoja quiso estrenar su cargo e imponer su condición de súper delegado presidencial en Michoacán: la más elemental formalidad política establece que no puede ningún servidor público “solicitar”, así sea “de la manera más atenta”, la presencia de un gobernador en un evento de cualquier naturaleza, menos en su propio estado. A un gobernador se le invita, no se le convoca, porque la invitación lleva implícita una connotación de orden.
La falta de oficio de Pantoja dio pie para que Aureoles maniobrara y con dos o tres telefonazos trasladara la reunión a Casa de Gobierno, no porque fuera un problema acudir al cuartel militar, sino por la forma y el origen de la convocatoria. La sesión de trabajo tuvo lugar el día y la hora contemplados, pero en otra sede, la definida por Aureoles, no por Arzola, quien desde luego fue “invitado” y estuvo presente.
La designación de súper delegados en los estados, se preveía, iba a generar un choque de trenes con los gobernadores. Y para muestra, el botón de este fin de semana en Michoacán. Claramente, el primer round lo ganó Aureoles pero, sin duda también, es sólo el principio de lo que se puede venir. Es de esperarse que prevalezcan los respetos a formalidades y prácticas de cortesía política, para que la relación entre ambos personajes no se salga de cauce. El fondo es que la reunión era de alta relevancia, seguridad, ni más ni menos. La forma es la que no cubrió Pantoja. Y la máxima de don Jesús Reyes Heroles no deja de tener vigencia: en política, forma es fondo.
Pantoja debe ubicar que, de facto, es jefe de los delegados federales en la entidad, pero no de ninguna autoridad local, menos del gobernador, más allá de la vuelta al centralismo que pretende impulsar López Obrador. Sino, caerá en el vicio de Alfredo Castillo, que tanto daño hizo en Michoacán. Si entiende niveles, es altamente probable que las cosas avancen con Aureoles, sino con tersura, sí con institucionalidad. Veremos. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>