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viernes, julio 26, 2024

SIGNOS DE NUESTROS TIEMPOS

La democracia es el peor de los regímenes, excluidos todos los demás

Winston Churchill  (1874-1965) Primer Ministro británico

Algo no está caminando bien. Julio Hernández, el periodista de La Jornada, retoma en su cuenta de X, parte del planteamiento en materia de seguridad de Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial opositora:

“Actuaremos con la fuerza de la ley y la capacidad del Estado para castigar a los criminales y darle paz a los mexicanos…se acabaron los abrazos para los delincuentes…en el #MxSinMiedo que vamos a construir no habrá ninguna concesión ni cortesía con ellos. La ley será la ley”.

El autor de la acreditada columna Astillero,  antepone al comentario de Gálvez: FeliXochitlGalderón, a manera de crítica por dicha propuesta de la candidata opositora, aludiendo a “la guerra” de Felipe Calderón contra el narco. Es decir, el señalamiento implícito va en relación a que la estrategia de la aún senadora se identificaría con el calderonismo y va a contra corriente de la del presidente López Obrador: abrazos, no balazos.

En general, soy partidario de las posiciones de Julio, que aún en medio de la nada objetiva postura de su periódico durante el obradorato, ha encontrado la forma, sin ser crítico sistemático obviamente, de mantener una línea razonablemente equilibrada en sus columnas. Empero, me parece que su comentario posteado en X, refleja una visión preocupante, por no decir alarmante, del tema nodal de las campañas electorales: la inseguridad.

No encuentro un ápice de cuestionamiento a la postura de Gálvez. De ella, de Sheimbaum y de Máynes, es lo mínimo que queremos escuchar, sobre todo a la luz del empoderamiento de la criminalidad a raíz de los “abrazos” presidenciales. No que sea un fenómeno nacido con el obradorato, pero claramente sí acrecentado, al punto de verse casi irreversible.

¿Es que alguien puede oponerse a que el Estado haga uso de todo su poder para someter al crimen y devolvernos la paz a los ciudadanos? A menos que haya una connivencia con él, con el crimen, no es sensato suponerlo.

En mucho, me parece que ahí radica el problema en las huestes pro 4T: todo lo que venga de Gálvez, por consigna, ni siquiera por razonamiento, debe fustigarse, aún siendo posiciones tan alejadas de dogmas y centradas en el problema número uno de Mexico.

Insisto, nadie, en sus cinco sentidos, ni dentro ni fuera de Morena, podría estar en contra de que el Estado cumpla con su obligación primaria: la seguridad. Alarmante escuchar lo contrario, más, cuando quien lo escribe es un columnista respetable como Astillero.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 222 días.

X@jaimelopezmtz

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