La política es como las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal
Edward Kennedy (1932-2009) Político norteamericano
No se puede calificar de otra forma, sino de una vil payasada. Perdón, pero así es, y el presidente mismo lo sabe, lo saben los senadores, los diputados, cualquier abogado de medio nivel…pero no lo sabe el pueblo bueno y sabio. He ahí el quid del asunto.
Este martes, el presidente López Obrador envió a la Cámara de Senadores la solicitud para que la Corte determine la validez jurídica de organizar una consulta ciudadana respecto del enjuiciamiento a ex presidentes de la república, y la pregunta que iría en dicha consulta: ¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen y en su caso sancionen la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, antes, durante y después de sus respectivas gestiones?
Sólo en un país como México puede caber que se tome con seriedad un tema así. No se necesita ninguna consulta ciudadana para enjuiciar a un ex presidente, porque éstos no son exentos de esa posibilidad. Es como tramitar una consulta para que la ciudadanía vote si a Juan Pérez –no el ex líder centista, sino ese nombre como sinónimo de “Juan Pueblo”- se le debe enjuiciar si cometió algún delito. Es una estupidez.
El Senado turnará a la Suprema Corte de Justicia la solicitud del presidente, y todos sabemos lo que sucederá: será rechazada por absurda, por no tener pies ni cabeza. Empero, López Obrador tiene la coartada perfecta: sabe que la Corte le negará su ridícula demanda, simplemente por no tener soporte jurídico mínimo, y entonces le achacará la responsabilidad de que prevalezca la impunidad para los ex presidentes.
López Obrador no quiere llevar a ninguno de sus antecesores a juicio. De querer hacerlo, está en condiciones de acusarlos del o los delitos de los que tenga pruebas, sin necesidad de pasar por la tontería de una consulta ciudadana. Así, él quedará como el paladín que promovió terminar con la impunidad de sus antecesores, pero la mafiosa Corte se lo impidió. Y en una de esas, le da tema para mantener el choque con el Poder Judicial. Tiro seguro para el presidente.
Cierto, cualquier con dos dedos de frente percibe lo que realmente pretende López Obrador, pero a éste le tiene sin cuidado, habida cuenta que su único interés es que sus treinta millones de votos, perdón, de simpatizantes, se traguen el cuento de la consulta echada abajo por la Corte, la mafiosa Corte, la conservadora Corte, la corrupta Corte. Si no, al tiempo.
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