Si hubiera una nación de dioses, éstos se gobernarían democráticamente; pero un gobierno tan perfecto no es adecuado para los hombres
Jean Jacques Rousseau (1712-1778). Filósofo francés
No sé realmente si Silvano Aureoles vaya a poder cumplir con su deseo, pero si lo hace, marcaría un auténtico hito, un parte aguas en la forma de gobernar: terminar, “sin miramientos y sin tregua”, con los bloqueos a las vías del ferrocarril y a la Autopista Siglo 21.
¡Uf!
Iban por lo menos tres o cuatro ocasiones en que él nos compartía en corto, fuera de entrevista, su decisión de poner fin a ese tipo de ilegalidades que un día sí y otro también tienen lugar en Michoacán, pero que cobran particular relevancia, al menos en su impacto económico y en la imagen hacia el resto del mundo, en la referida autopista que conecta a Lázaro Cárdenas con el centro del país, y en la vía férrea con el mismo trazo. Los autores de tal lindura, ya se sabe, son el cártel criminal llamado Cnte y sus fuerzas básicas, los normalistas, sobre todo los de Tiripetío.
Pero Aureoles lo compartía aún a manera de deseo, de anhelar que algún día pudiera materializarlo, sabedor de los riesgos políticos que ello conlleva por las inercias históricas de sus antecesores de hacerse de la vista gorda ante ilegalidades de esa naturaleza, para no poner en riesgo su estadía misma como gobernadores.
Pero el viernes anterior, al concluir su gira de cuatro días por China, Aureoles se abrió de capa con los tres periodistas que estuvimos presentes: “se acabaron los bloqueos a las vías del tren y a la autopista. Punto”.
Claramente, la puntilla la dieron los inversionistas chinos con los que platicó ampliamente en varias ocasiones la semana anterior. Si bien le dijeron tener abierto interés por participar en la licitación para el desarrollo de la Zona Económica Especial en el puerto michoacano, en enero próximo, y en general por invertir en él, también fueron sinceros al manifestarle su preocupación por los peligros que significan para las cargas que salen del puerto rumbo al centro del país o a Estados Unidos, los constantes bloqueos a las vías del tren y a la autopista.
Es evidente que la Cnte y los normalistas son los principales enemigos del desarrollo del puerto, y así los tiene ya visualizados Aureoles. De hecho, los tenemos visualizados todos. Que de plano los inversionistas chinos se lo dijeran en su cara al gobernador, fue el empujón que éste necesitaba para tomar la decisión que el viernes compartió con los periodistas michoacanos en Shanghai.
Ya lo informamos en su momento: su idea es crear una zona que él llama “franca”, y que consistirá en una vigilancia policiaca por aire y tierra del trayecto de la carga que salga del puerto de Lázaro Cárdenas hasta su destino, a fin de evitar que enfrente problemas por bloqueos o por la misma criminalidad.
Insisto: no sé si vaya poder cumplir su objetivo Aureoles. Yo esperaría que sí. Michoacán esperaría que sí. La medida, ciertamente, es de altísimo riesgo, porque no es cualquier cosa lo que va a enfrentar, es al mismo crimen organizado disfrazado de sindicato. Empero, también él sabe que jamás va a prosperar la Zona Económica Especial en el puerto, mientras operen en la zona los centistas y los normalistas, así de fácil.
Es claro que Aureoles ya no tiene dudas de lo que tiene que hacer. En China las despejó. Voluntad y decisión (vulgo: pantalones) es lo que se requiere. Parece tenerlos. Ojalá en Bucareli no le frenen, como sucede cada vez que intenta algo contra la mafiosa Cnte, sospechosamente protegida en aquella calle de la capital del país.
Mis respetos para Aureoles si lo logra. Vaya, con que lo intente en serio. Que muera en el intento, no de nada como sus antecesores, que hicieron vergonzoso y criminal mutis frente a la mafia centista.
Silvano: es ahora o nunca. Veremos.
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