La política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos
Charles de Gaulle (1890-1970) Presidente de Francia
El gobernador Silvano Aureoles anunció que esta semana informará qué medidas nuevas se adoptarán ante la tercera ola de casos Covid que se registra en Michoacán, como en todo el país y de hecho en el mundo. Es evidente que deberán ser con base en la drasticidad y el sentido común que la realidad impone.
Al mandatario michoacano, como al resto de los gobernantes mexicanos, incluido desde luego el presidente López Obrador, les vendría bien checar la actitud de Emmanuel Macron, el presidente francés, que ante las manifestaciones multitudinarias en contra de las campañas de vacunación, respondió con un histórico: “yo no tengo ninguna intención de sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad y la de mis hijas, por quienes se niegan a vacunarse. Esta vez ustedes se quedan en casa, no nosotros”. Antes, había anunciado restricciones para ir a conciertos masivos, acudir a restaurantes, viajar en el servicio público y en aviones, incluso para trabajar, a quienes no se vacunen.
Este lunes, millones de franceses respondieron acudiendo a recibir su vacuna, pero un día antes otras multitudes se manifestaron en contra de las disposiciones de Macron.
Días antes, el presidente norteamericano Joe Biden había alertado que el aún numeroso grupo poblacional de su país que no ha sido vacunado, es porque se niega a ello, pese a que vacunas le sobran al gobierno, tanto que las comienza a regalar por millones África. Biden atribuye la actitud reacia a las redes sociales y su propagación de información anti científica respecto de la pandemia.
En México, es previsible que el presidente López Obrador opte por su tradicional actitud timorata: a nadie se le obliga a nada, que se vacune el que quiera, todo con base en el convencimiento, nada por la fuerza. Esa irresponsable política lopez obradorista tiene a México como el cuarto país con más casos y muertes en la pandemia.
Pero al menos una ventaja ha tenido esa posición comodina del presidente: ha dejado que cada gobernador y aún cada alcalde, aplique las medidas como Dios les da a entender. En ese sentido, Aureoles debiera aprovechar esa laguna y actuar, él sí, como estadista, aplicando medidas con la severidad de Macron, a quien nadie puede acusar de autoritario, al contrario, cualquiera con dos dedos de frente aplaude sus disposiciones.
Aureoles haría bien en emularlo. Ojalá tenga los arrestos para eso. En una pandemia se necesitan gobernantes firmes, que velen por la salud de sus gobernados, como Macron, no timoratos que solo piensen en votos, como López Obrador. Las cosas, como son.
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