No es tarea fácil dirigir a hombres; empujarlos, en cambio, es muy sencillo
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo hindú
Es probable que Silvano Aureoles esté rompiendo la delgada línea que algunos teóricos de la comunicación política han trazado, en cuanto al riesgo que implica que el gobernante amenace abierta y públicamente a los criminales.
Este lunes en Uruapan, Aureoles rompió esos protocolos no escritos: “voy por ellos (los criminales)…no nos pondrán de rodillas…no habrá tregua ni clemencia…no son intocables ni invencibles….no les tenemos miedo…”
Dicen los “expertos” que si se va a actuar contra los criminales, debe hacerse sin miramientos, sí, pero también sin retarlos, sin amagarlos públicamente, porque puede ser contraproducente. No lo sé, es probable que haya alguna dosis de razón en ello, pero me parece que hay un par de elementos que deben considerarse en este “inusual” mensaje de un gobernante.
Primero, que creo que no va dirigido a los criminales, en este caso a los integrantes del grupo delincuencial autodenominado “Los Viagra”, sino a la población civil. Me parece que lo que busca Aureoles no es intimidar a los viagras, porque sabe que éstos, como cualquier cártel, no se intimidan, sino enviar un mensaje de aliento, de entereza, de firmeza, de mano dura, a los michoacanos, que durante los últimos días hemos vuelto a ser presa del terror provocado por los narco bloqueos y los narco incendios de vehículos y ahora de negocios.
Y segundo, aún en el supuesto de que el amago vaya dirigido exprofeso a los viagras, y que por tanto se considere “retador”, es claro que el nivel de empoderamiento que ha alcanzado el crimen organizado en México, hace que quede en el plano meramente teórico esa tesis de que el gobierno no debe adoptar la pose del peleador que reta a ver de qué cuero salen más correas: con y sin mensajes de ese tipo, el narco se ha adueñado del país, luego entonces, las estrategias académicas, casi siempre desligadas de la realidad, quedan absolutamente rebasadas.
Hoy se ocupa de inteligencia y estrategia, sí, pero más aún de decisión y voluntad de querer enfrentar el gran cáncer en México: el crimen organizado. Por atenernos al manual de procedimientos diseñado de la academia o desde cómodos escritorios de la capital del país, el país está como está, Michoacán está como está. No sé si le vaya a alcanzar a Aureoles para dar un giro en esa realidad, pero al menos celebro su decisión de no manejar políticamente el fenómeno, sino enfrentarlo con lo que esté a su alcance. Igual y es insuficiente, vaya, lo más probable es que lo sea, pero mejor eso a la vergonzosa sumisión, de la que sabemos, y mucho, en Michoacán. Veremos.
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