Democracia es el nombre que se le da al pueblo, siempre que se le necesita
Marqués de Flers (1872-1927). Periodista francés
Supongo que sin querer, la orden dada por el gabinete de Andrés Manuel López Obrador a todos los alcaldes de Morena en el país, incluyendo por supuesto a los michoacanos, de no firmar el convenio de mando policial unificado con los gobiernos estatales, en realidad le significará a muchos, muchísimos alcaldes, un respiro, porque podrán cumplir a su vez con la exigencia de los cárteles, precisamente de no entregar la policía local ni al estado ni mucho menos a la Federación, para mantenerla bajo su control.
En realidad, los alcaldes michoacanos, y seguro la mayoría del país, quisieran entregar sus policías locales al estado o a la Federación, sobre todo porque están conscientes de que, casi todas, no están bajo sus órdenes, sino que forman parte de los grupos de “halcones” de los cárteles del crimen organizado en cada región.
Sin embargo, la primera obligación que tienen casi todos los alcaldes apenas llegan a tomar posesión de sus oficinas, es asegurarse de que la policía municipal se mantenga al servicio del jefe de plaza del cártel dominante del municipio del que se trate. Saben que no de cumplir con ello, su vida estará en serio riesgo.
Por eso, cuando López Obrador gira instrucciones a todos los alcaldes morenistas para dar la espalda a dicho convenio con los gobiernos estatales, en realidad lo que está enviando es una tabla de salvación para ellos, los ediles, dado que así tienen a la mano un pretexto perfecto: “son las órdenes del equipo de Andrés Manuel”. Así, cumplen con lo que más les importa: la orden no del presidente electo, sino del crimen organizado.
Es de suponerse que López Obrador y su equipo no vislumbran ese panorama, es decir, que cuando ordenan a sus alcaldes evitar el mando unificado con los gobiernos estatales, lo hacen sólo por mera barrera de tipo político, no pensando en que en realidad a quien están ayudando en su estrategia de control regional, es a los grupos criminales que controlan los municipios.
Espero que ese beneficio para los delincuentes, sea sólo de rebote, sin querer queriendo. Por lo pronto, a los alcaldes morenistas, por ejemplo de Michoacán, les ha caído como anillo al dedo el pretexto.
Me parece que acaso el ayuntamiento de Morelia sea de los pocos, si no es que el único, en que sí se justifica que mantenga su propia Policía, por ser la capital del estado y por la complejidad operativa de insertar a casi ochocientos elementos en una dualidad de mando, local y estatal, amén de que una ciudad de un millón de habitantes y el elevadísimo nivel delincuencial que presenta, demandan una estrategia especial y exclusiva.
Veremos cómo se comportan las policías en zonas como la tierra caliente y el bajío, ya sin mando único y de vuelta en los brazos de la criminalidad.