El dolor es, él mismo, una medicina
William Cowper (1731-1800) Poeta inglés
El jueves anterior habíamos advertido un atisbo de esperanza de que la pandemia del Covid-19 fuera manejable responsable y eficazmente en México, a fin de que no se desbordara ni pusiera en jaque al de por sí endeble sistema de salud nacional: me refería a la instalación, por fin, del Consejo de Salubridad Nacional.
Y la luz de optimismo era porque, explicábamos, el Consejo está integrado mayoritariamente por especialistas, lo que equivalía a que el diseño y la conducción de la política pública de salud en torno a la pandemia, no estaría más en manos del presidente López Obrador y de su igualmente ignorante subsecretario de Salud, Jorge López Gatell, sino de los expertos en salud pública.
Pero resulta que a la vuelta de los días, nada ha cambiado; primero, el Consejo se instaló, sí, pero todo parece indicar que sólo para la foto, para cumplir lo que en ese sentido dicta la Constitución, porque en los hechos no ha puesto manos a la obra ni ha impedido que López Obrador siga con sus dislates, sus preocupantes ocurrencias y sus irresponsables recomendaciones a los mexicanos para que sigan saliendo a la calle, a los restaurantes, como si nada pasara.
Luego entonces, debe colegirse que con Consejo de Salubridad o sin él, los dos López, Obrador y Gatell, siguen al frente de la conducción de las acciones oficiales contra la pandemia, si es que a sus ignorantes posturas se le puede definir así, como la conducción de algo.
Queda claro que la instalación del Consejo de Salubridad fue un burdo montaje, y que por tanto la pequeña luz que se vislumbraba de pasar del manejo por un puñado de ignorantes irresponsables al de científicos y especialistas en temas de salud pública, fue sólo eso, una ilusión óptica, una fanfarronada más del presidente, como para acallar críticas únicamente.
Ni hablar, a falta pues de liderazgo nacional, de un liderazgo científico, no queda sino seguir con las estrategias que cada gobernador, que cada alcalde, que cada empresario, que cada asociación religiosa, que cada organismo de la sociedad, que cada ciudadano piense como la mejor forma para encarar la pandemia. Muy pronto, el gozo se fue al pozo. La noche no parece tener fin.
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