El amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del ser humano
Charles Darwin (1809-1882) Naturalista inglés
Vergonzosa, amén de peligrosa, la aprobación que hicieron este miércoles los diputados michoacanos, para enviar al bote de la basura la iniciativa que prohibía en territorio estatal el sangriento espectáculo llamado corridas de toros.
El argumento esgrimido por el diputado del Partido del Trabajo, Baltazar Gaona, para archivar la iniciativa de la legisladora morenista Mayela Salas, es por demás patético: no pueden prohibirse las corridas de toros porque producen dinero. Cierto, producen dinero y generan empleos. Solo que bajo esa absurda lógica, entonces desde el gobierno debe alentarse e incluso legalizarse el narcotráfico porque produce dinero y genera empleos, y por miles. El robo de gasolina, el cobro de piso, el secuestro, son actividades que producen dinero y empleos, y en función de la lógica de Gaona, igualmente debieran dejar de ser prohibidos.
Lamentable y penosa la actuación este jueves de la mayoría de los diputados locales, al aprobar que una muy loable iniciativa sea enviada al basurero. Gaona y quienes votaron a favor de desecharla, demuestran una insensibilidad preocupante, además de un razonamiento tramposo para justificar su ruin decisión.
En tiempos donde corren por el mundo vientos de empatía por la vida, no solo humana, en Michoacán nos aferramos a visiones peligrosamente ancladas en el pasado y, lo peor, ancladas a la violencia, a la sangre, al gusto por el dolor de otro ser vivo. En el mundo entero se cancelan esa clase de espectáculos demenciales, incluso en España, de donde provienen, y en Michoacán vergonzosamente nos aferramos a tradiciones sangrientas, so pretexto de que producen dinero. Solo alguien con serios problemas emocionales puede disfrutar la lenta y dolorosísima muerte de otro ser vivo. Ni modo, las cosas, como son.
En analogía con el tema, podría decirse que los diputados michoacanos pudieron vestirse de luces con una decisión que les hubiera marcado para bien, cancelando en definitiva un espectáculo propio de sociedades cuya barbarie evidencia que no hemos bajado del árbol, que seguimos en las cavernas. No lo hicieron. Verdaderamente lamentable. Y mientras, a la pesadilla todavía le quedan 705 días.
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