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sábado, agosto 2, 2025

TEATRO MATAMOROS: UNA BUENA Y UNA MALA

Lo que necesitamos es más gente especializada en lo imposible

Theodore Roosevelt (1858-1919) Presidente de Estados Unidos

 

jaimelopezEl gobernador Silvano Aureoles inauguró este martes el Teatro Matamoros, esa es la buena. La obra es sinónimo de una corrupción e impunidad del tamaño del inmueble. Esa es la mala.

Me parece que hizo bien Aureoles en destinar los recursos financieros necesarios para concluir el teatro, habida cuenta que hubiera quedado a medio construir, con cientos de millones enterrados inútilmente. El inmueble quedó, hay que decirlo, fantástico desde el punto de vista arquitectónico y sin duda contribuirá a fortalecer la oferta cultural de la capital. En ese sentido, la inversión destinada por el gobierno de Aureoles se encuentra plenamente justificada.

Hasta ahí, todo bien.

El otro lado de la monedad, es que es un hecho que al inaugurarse, paralelamente se está dando la última palada de tierra para sepultar la corrupción que la construcción de su primera etapa significó.

Lázaro Cárdenas Batel ideó la construcción del teatro, lo que en sí no sonaba mal, aunque lo ideal hubiera sido que se edificara con dinero privado. El problema se presentó cuando su sucesor, Leonel Godoy, decidió entregar la construcción a Cuauhtémoc, el hermano de Lázaro, como una muestra de servilismo hacia el patriarca del clan, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.

Pero el vástago y tocayo de éste último manejó el fideicomiso creado para financiar la obra, como patrimonio propio. Contrató constructores brasileños que vinieron a desfalcar al estado. Se gastó varias veces el presupuesto autorizado y no avanzó ni la mitad -el teatro debió inaugurarse en 2010. Y una y otra vez ordenó impedir la entrada a los auditores de la Auditoría Superior de Michoacán, por lo que ésta reportó la imposibilidad de evaluar cómo se manejó el presupuesto público destinado a la obra. Y en el colmo de la desfachatez, Cárdenas Batel todavía se atrevió a demandar al gobierno del estado el pago de salarios caídos, por haberle quitado el manejo del fideicomiso.

Cuando llegó al gobierno, Aureoles tuvo que decidir qué hacer con el teatro a medio terminar. Creo que hizo lo correcto: concluirlo. Pero no hizo lo correcto al dar carpetazo al tema de la burda corrupción que significó en los años en que Cuauhtémoc Cárdenas Batel manejó el fideicomiso.

Por eso, el teatro Matamoros será significado, sí, de promoción cultural de Morelia, pero también de opacidad y corrupción. Un monumento a ellas.

twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com

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