Nunca inviertas en un negocio que no puedas entender
Warren Buffet (1930-?) Empresario norteamericano
En el fenómeno del ajuste en las participaciones federales hacia el estado y a los municipios, ocurrió como con el teléfono descompuesto, donde cada quien va recibiendo una información y luego añadiendo sus propios datos y al cabo aquello se vuelve una peligrosa confusión.
Por eso, es fundamental la puntualización, máxime en estos momentos, en que todo se politiza o, mejor dicho, se partidiza, impregnándole a cuanto acontece en el ejercicio del poder público, un tufo electorero. De entrada, habrá que alertar que en este caso no hay un nivel de gobierno que pierda y otro que gane con el ajuste a la baja de las participaciones federales, y ni siquiera que haya dolo o decisiones discrecionales en ello.
Es tan fácil de entender como lo siguiente: el gobierno federal, vía Hacienda, prevé recaudar ciertos montos al año por impuestos como el IVA y el ISR, lo mismo que contempla ingresos por la venta del petróleo. Pero en todos esos casos, se trata de estimaciones, que si bien se formulan con una base lógica de proyecciones, están sujetas a vaivenes a veces fuera de control gubernamental. Es el caso: la pandemia redujo a una mínima expresión la actividad industrial, empresarial, comercial, de servicios y tareas de profesionistas, lo que obviamente generó que cayera la tributación de los dos impuestos federales más importantes, el IVA y el ISR. Y ya se sabe que los precios del petróleo están en sus niveles históricos más bajos. Ambos escenarios eran imposibles de prever para Hacienda al inicio del año.
Con esas proyecciones de Hacienda, los estados formulan a su vez sus propias estimaciones de ingresos, pero si la recaudación federal se ve reducida, evidentemente las de los estados corren la misma suerte, porque éstos dependen en promedio en un 90 por ciento de dichos factores de corte federal. Y el mismo criterio aplica para los municipios. Y eso exactamente ha pasado: la recaudación federal se cayó, por tanto el ingreso para Michoacán igual, y lo mismo sucedió en cascada con los ayuntamientos. ¿Es responsabilidad en particular de alguno de los tres niveles de gobierno? Claramente no, estamos más bien ante resultados de circunstancias ajenas a toda previsión, y los tres órdenes gubernamentales en todo caso son víctimas de ellas. Ni Hacienda está reteniendo intencional y maliciosamente los recursos al gobierno estatal, ni éste lo hace con los ayuntamientos. Todo es cuestión de lógica y de calculadora. Punto.
Hay un fondo o “guardadito” que por ley se hace con parte de las participaciones a estados y municipios, que se activa justamente cuando hay eventos como los narrados y tarde que temprano se aplicará, para devolver el dinero faltante a las entidades y a los ayuntamientos.
Pero siendo tan fácil de explicar, no se entiende que haya actores políticos que machaquen con que la Federación o el Estado están dolosamente reteniendo recursos a los municipios. La explicación la dio este miércoles Carlos Maldonado, secretario de Finanzas. Debió ofrecerla algunos días antes para evitar que la confusión escalara, pero como sea fue puntual y me parece que no deja lugar a dudas.
En realidad eso lo saben los señores de Hacienda, de Finanzas estatal, los diputados federales y locales, los senadores, los alcaldes, todo mundo está al tanto, pero cómo nos encanta hacer tormentas en vasos de agua. El asunto quedó zanjado y en todo caso hay que exigir, eso sí, que se active de inmediato el fondo descrito para compensar la referida disminución de recursos al estado y a los municipios.
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