Nada se olvida más despacio que una ofensa, y nada más rápido que un favor
Martin Luther King (1929-1968) Pastor bautista
Además del servicio de transporte público, del que hablamos en la entrega anterior como factor de altísimo riesgo para la propagación del covid 19, los tianguis callejeros constituyen el otro gran foco rojo en ese sentido y que tampoco han podido ser metidos en control por parte de la autoridad, en este caso municipal.
Si el gobierno estatal, a través de la inútil Cocotra, se ha visto imposibilitado de actuar para obligar a los concesionarios del transporte público a adoptar medidas que reduzcan los riesgos ante la pandemia, el ayuntamiento de Morelia también se ha visto rebasado a lo largo de los años, por los líderes de las decenas de tianguis que se instalan por toda la ciudad en la vía pública.
Apenas este miércoles, el secretario del Ayuntamiento, Humberto Arroniz Reyes, ha advertido que el tianguis que se instala los fines de semana en buena parte de la populosa colonia Ventura Puente, podría ser clausurado si los comerciantes siguen rehusándose a adoptar los protocolos básicos para reducir el riesgo de contagio de covid.
Y si, como alertábamos, las combis y camiones del servicio del transporte urbano son un dechado de violaciones a dichos protocolos, los tianguis callejeros son también un modelo de todo lo que no debe hacerse en la lucha contra la pandemia: los cubre bocas son un artículo de lujo, rarísimos entre comerciantes y usuarios, y ni hablar de la distancia entre las miles de personas que se arremolinan con toda naturalidad. ¿Y el gel?, ni al caso.
En realidad, los tianguis se manejan en muchos sentidos como auto gobiernos, donde los líderes son los auténticos virreyes, organizan, meten y sacan oferentes, cobran cuotas, disponen de los espacios con toda discrecionalidad, y por eso la autoridad municipal, históricamente hablando, ha sido casi casi un cero a la izquierda en su regulación. En particular el tianguis de la colonia Ventura Puente, popularmente conocido como el “tianguis del audi”, por ubicarse justo en los alrededores del Auditorio Municipal, es un espacio alejado de toda injerencia gubernamental, porque incluso en buena parte es controlado por el crimen organizado. Los inspectores municipales lo saben y por eso hacen mutis ante las múltiples irregularidades que registra. Vaya, hasta autopartes robadas se venden ahí, a la vista de todo mundo y nadie ha podido controlar el fenómeno.
Llama la atención que Arroniz advierta que podría clausurarse dicho tianguis, y es de esperarse que haya los arrestos para hacerlo, porque evidentemente no hay el menor respeto por los protocolos sanitarios, ni en ese, ni en casi ningún otro tianguis. Sería un logro enorme meter en cintura a los comerciantes de todos ellos, acostumbrados sólo a entregar cuentas a sus líderes, no a la autoridad. Tengo dudas de que el ayuntamiento vaya a poder, pero ojalá me equivoque, particularmente en este momento, en que la pandemia se acerca a su pico y ese tipo de lugares son un foco rojo de propagación del virus. Veremos.
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