¿Acaso no lo ves? El error es pensar que uno puede vivir en una sociedad corrupta, sin ser corrupto uno mismo
George Orwell (1903-1950) Novelista británico nacido en La India
Airada, pero justificada indignación ha causado entre la comunidad del atletismo moreliano, la afectación que provocó a la pista de tartán del Estadio Olímpico Venustiano Carranza, la presentación musical ahí del artista Marco Antonio Solís.
Resulta que nadie acepta la responsabilidad, o al menos nadie pone manos a la obra para reparar la pista, ni el gobierno a través de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte, ni la empresa ni el artista.
Y ya casi un mes después, la Cecufid solo ha atinado a cerrar el inmueble, no para repararlo, sino para que ya nadie publique más imágenes de la pista, en redes sociales o en medios de comunicación.
Lo más increíble de todo es que en realidad es una inversión mínima, casi ridícula, la requerida para reparar la pista. Muchos supusimos hasta ahora que para ello eran precisos cientos de miles de pesos y acaso por eso la Cecufid se veía imposibilitada de contratar los trabajos de rehabilitación, sobre todo por ser fin de año y que los presupuestos suelen ya haberse agotado a estas alturas.
Pero este jueves en RESPUESTA RADIO (VOX 103.3 FM) Joel Martínez, uno de los muchos entrenadores de atletismo indignados, explicó que la pista de tartán no sufrió un deterioro mayúsculo, sino sólo en algunas áreas muy bien definidas, cuya reparación no costaría más de unos ¡25 mil pesos!
Ante una Cecufid pasmada, los propios entrenadores indagaron cotizaciones de empresas dedicadas a esos trabajos, y ellos estiman que con 25 mil pesos se rehabilita la pista. Incluso hicieron llegar a la dependencia las cotizaciones conseguidas por ellos, pero es hora que Raúl Morón Vidal, su titular, no se digna siquiera responderles.
Increíble, amén de lamentable y frustrante, que por 25 mil pesos se mantenga cerrado el inmueble y que miles de atletas se vean impedidos de acudir.
El hecho sólo habla de la ineficacia de Morón junior. Queda claro que la solución al problema no es financiera, sino de voluntad, y es obvio que no la hay. Si un problema tan nimio no es capaz de solventar, está claro que al hijo del profesor Morón le quedó grande la chamba.
Veremos si alguna otra alma caritativa puede disponer de recursos tan insignificantes, porque en Cecufid es evidente que falta talento o al menos empatía con los atletas. Y mientras, a la pesadilla todavía le faltan 676 días.
twitter@jaimelopezmtz