El político recto nada se arriesga en el camino y tiene poco que temer en el término
Benito J. Feijoo (1676-1764) Religioso español
El festejo, o bailongo, al que convoca a sus seguidores el Presidente López Obrador este primero de julio en el zócalo capitalino, no debe ser consignado como el foro para la presentación de su “informe” semestral, aunque así sea presentado, sino para el anual.
Y es que si hemos de hablar con realismo, López Obrador tomó las riendas del poder, y del Gobierno mismo, desde el momento en que ganó las elecciones, esto es, hace ya un año. Formalmente tomó posesión del cargo el primero de diciembre, pero desde el primer domingo de julio ya tomaba control de las acciones gubernamentales, porque así fue aceptado por Enrique Peña Nieto, como parte de la evidente alianza que ambos forjaron antes de las elecciones.
Eso sí, en términos oficiales el tabasqueño responde de diciembre para acá, y en ese tenor es importante escuchar y ver en qué papel se erigirá el lunes, si en el de víctima de la mafia del poder, o en el del líder moral de su feligresía, o por fin en presidente de todos los mexicanos.
Hay quien especula que el lunes veremos un López Obrador mesurado y realista, y hay quienes no son tan optimistas y auguran un mitin político, más que un informe o ni siquiera una fiesta en conmemoración del triunfo electoral de 2018, en el que mantenga la tónica de culpar al régimen pasado de todos los males, pero advirtiendo que pese a ello el país va “requetebién” en todos sentidos.
En realidad, no hay muchos elementos serios para suponer un viraje en la actitud mostrada hasta ahora por él: el suyo es un gobierno incólume, todos los males son herencia del neoliberalismo y los gobiernos anteriores, corruptos a cuál más.
Pero en esa lógica, será interesante ver cómo aborda y justifica los burdos yerros de su gobierno y la realidad que le toca encarar: la cancelación del nuevo aeropuerto y con ella la pérdida de sesenta mil millones de pesos; la pretendida construcción de una refinería cuando ya nadie en el mundo las construye; el cierre de miles de guarderías por falta de apoyo institucional; el salvaje cierre de gasoductos y la consecuente falta de gasolina a principios de año; la anulación de los recursos para la salud y la compra de medicamentos en el sector salud; el adiós a las becas y apoyos a la ciencia y le tecnología; la creación de una Guardia Nacional que hoy está orientada a la caza de migrantes centroamericanos, no al combate a la criminalidad, como era de esperarse; los números que hablan del peor semestre en la historia del país en materia de generación de empleos, de crecimiento económico y por si fuera poco del número de homicidios y un desbordamiento absoluto de la criminalidad, y en el último mes, la vergonzosa sumisión de su gobierno al norteamericano para hacerle el trabajo sucio en materia anti migratoria.
Es difícil pensar en una actitud realista y de asumir responsabilidades de AMLO en todos esos temas, porque dejaría de ser él; el lunes veremos al AMLO de siempre, soberbio, contador de cuentos alegres, mago para ocultar la realidad y mago para despojarse de responsabilidades.
Qué bien le vendría al país y a él mismo, una pose distinta, la del estadista, el que no oculta la realidad pero sabe cómo encararla; pero francamente, creo que nos quedaremos con las ganas.
Veremos. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>
