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lunes, julio 14, 2025

TODOS COMETEMOS ERRORES

Los grandes políticos deben su reputación, cuando no a la pura casualidad, a circunstancias que ellos mismos no podían prever

Otto von Bismark (1815-18989) Político alemán

 

jaimelopezA ver: si el presidente López le aplica el perdón a los jefes de los cárteles, que deben miles de muertes, ¿por qué demonios no va a otorgárselo también a un embajador que simplemente se robó un libro de menos de doscientos pesos?

En realidad, hay que reconocer que López Obrador va en una sola línea, que es consecuente con ella. Que esa línea nos lleve directo al precipicio como país, es otra cosa, pero de que se mantiene firme en ella, no hay duda, nadie le puede reprochar lo contrario.

El asunto es que a los mexicanos no parece quedarnos claro el tipo de presidente que es López Obrador. Alguna vez Sergio Pimentel, el líder de Morena en Michoacán, me lo dijo al aire: nadie puede decirse sorprendido por las medidas que está tomando el presidente, si siempre las anunció, siempre las anticipó.

Y si bien Pimentel se refería a la cancelación de los diferentes programas gubernamentales que heredó, y la consiguiente aplicación de los suyos, ya en la 4T, su explicación bien cabe también para tratar de encontrar un mínimo de sentido a lo que hace y dice el presidente.

Así, si este lunes exculpa al embajador de México en Argentina por robarse un libro de una librería en Buenos Aires, bajo la argumentación, primero, de que habría que ver el hecho en “su justa dimensión”, y luego ya de plano asegurando que “todos cometemos errores”, ello se debe a que, sin duda genuinamente, López Obrador entiende que, salvo él, todos los demás mortales cometemos errores, pero que si nos acogemos a su regazo purificador, seguro seremos redimidos y nuestros pecados perdonados.

Se trata de un desorden de tipo emocional que el presidente enfrenta y a eso tenemos que acostumbrarnos. Para él, liderar un cártel del crimen organizado no es algo tan grave como para que el Estado deba ir por esa cabeza, primero hay que atender la posibilidad del perdón. Mucho menos será un delincuente el que robe un simple libro, sino simplemente un mortal al que no se le puede juzgar y que por mortal, comete errores. “Todos los cometemos”, dijo.

Lo único que sí debemos tener claro, es que para que no se considere como delito el robo de un libro, o encabezar un cártel, el protagonista debe ser alguien de la 4T. Ahí están el embajador y ahí están los jefes de la mafia, todos de casa, como Manuel Bartlett, como Elba Esther Gordillo, como Ovidio Guzmán. Porque de no ser así, y si se empleara la misma lógica presidencial, Rosario Robles, por ejemplo, ya estaría empacando maletas para dejar el reclusorio.

Es evidente que el enorme corazón de López Obrador le permitirá a su embajador y amigo salvar la chamba, y si no es en Buenos Aires, pronto lo veremos en alguna otra Embajada. Total, somos mortales, cometemos yerros.

twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com

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