Oposición es el arte de prometer aquello que el gobierno no puede asegurar
Harold Nicolson (1886-1968) Diplomático británico
Mal haría el alcalde Raúl Morón en ceder ante las presiones de los transportistas, en el sentido de reducir o aún eliminar acciones como el cierre de la avenida Madero los domingos o la realización de carreras atléticas en la misma zona o en otras de la ciudad, lo mismo que en relación al cierre de calles para repavimentarlas o ejecutar alguna otra obra en ellas.
Ya el domingo anterior grupos de transportistas bloquearon calles céntricas, en demanda de que el ayuntamiento los “tome en cuenta” a la hora de ordenar cierre de calles por cualquiera de los motivos señalados, o de cualquier otro.
Cierto, no es inapropiado que el gobierno tome en cuenta el sentir de la ciudadanía antes de asumir determinadas medidas, no todas, por cierto. Pero en todo caso, si va a tomar el pulso popular, el gobierno debe hacerlo con toda la ciudadanía, no sólo con unos cuantos sectores, menos de uno solo.
Claramente, la peatonalización de la avenida Madero los domingos, es bien vista por la inmensa mayoría de los morelianos, y en todo caso una encuesta básica así lo corroboraría. Las carreras atléticas tampoco es que generen cierren de calles de manera frecuente, pero aún si así fuera es justificado por tratarse de una acción impulsora de la cultura del deporte. Y sin duda obras como la pavimentación de calles, que obligan al cierre temporal de ellas, pueden ser molestas para comerciantes o habitantes de determinada zona, pero a fin de cuentas todo mundo coincide que es un “mal” necesario, porque el beneficio a largo plazo es obviamente mayor a la incomodidad que provocan.
Es decir, se trata de “molestias” menores en comparación con el bien que producen. Los únicos que suelen mostrar su inconformidad son justamente los transportistas, bajo el argumento de que tienen que modificar sus rutas, como si ese fuese un problema insalvable. El gobierno debe tomar medidas pensando en el bien colectivo, de las mayorías, y no suspenderlas porque a un sector le son contrarias.
El gremio transportista está acostumbrado sólo a ver por su propio interés, no el de las mayorías, ni siquiera el de sus propios usuarios, de ahí que el alcalde Morón debe fajarse los pantalones y soportar la presión de dicho sector, porque todas las medidas descritas claramente son de beneficio colectivo. Mal haría en ceder al chantaje.
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