El secreto de la libertad radica en educar a las personas, y el secreto de la tiranía está en mantenerlas ignorantes
Maximilien Robespiere (1758-1794) Político francés
A un año justo de que inició operaciones, la Guardia Nacional es cada vez más un bodrio sin forma ni utilidad alguna. Fue presentada como la panacea, como la estrategia de la 4T y en especial de su líder, Andrés Manuel López Obrador, para contener y, supuestamente, revertir el intolerable nivel de criminalidad y de violencia en México.
Pero al cabo de un año, resulta que esos índices están hoy en peores niveles y los cárteles del crimen organizado más adueñados que nunca de cada rincón del país.
A López Obrador le urgía hace un año echar a andar su idea de una Guardia Nacional que sustituyera a una Policía Federal que, cierto, fue deteriorándose en su nivel de confianza, pero que parecía más sensato pulirla, mejorarla. El grado de descomposición y desesperación social ante la violencia, se reflejó en el poder legislativo, donde todos los partidos avalaron la creación de ese modelo mitad policiaco y mitad militar.
Hoy no hay nada que haga suponer que la GN se ha posicionado, ni siquiera que está en camino de hacerlo. En los hechos, es un esperpento sin pies ni cabeza, que se quedó a la mitad del camino entre las fuerzas armadas y las policiacas. La mejor demostración de su ineficacia, la dio el propio López Obrador apenas en mayo anterior, al emitir un decreto por el cual ordenaba a los militares y marinos mantenerse en tareas de seguridad pública, cuando justamente en ello serían suplidos por la Guardia.
A la luz del fracaso total que ha sido el modelo, sería más sensato que López Obrador reculara y diera por concluido el experimento. Se perdió un año, sí, pero más se perderá si se mantiene una idea absurda, que nació muerta, que adolece por completo de estructura lógica, de estrategia, de un soporte conceptual y práctico. La GN parece reducida a detener borrachitos en la vía pública y enviarlos a barandilla. Ofensivo incluso para sus integrantes, muchos de ellos militares formados en un adiestramiento diferente.
Empero, se ve casi imposible que el presidente reconsidere, acostumbrado al empecinamiento y la tozudez antes que al análisis y la toma de decisiones sensatas. “Su” Guardia navega en el mar de la ineficacia, pero él cree que lo hace con rumbo correcto. El país se desmorona por la criminalidad, pero el presidente estima que en ese tema también vamos requetebién. A un año de creada, la GN es un rotundo fracaso, otro más de López Obrador. ¿Puede alguien, con números y argumentos, decir lo contrario? No veo cómo.
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