No me preocupa tanto la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena
Martin Luther King (1929-1968) Pastor bautista
Lo de este fin de semana ha sido un monumento a la irresponsabilidad y la inconsciencia por parte de los morelianos, o al menos de los miles que se concentraron en el Centro Histórico -seguramente algunos turistas incluidos-, abarrotando plazas y calles en un espectáculo dantesco que en dos semanas hará repuntar escandalosamente las estadísticas de covid en Morelia.
Lo que en otra circunstancia hubiese sido para festinar, los ríos de gente el sábado por la noche en el centro moreliano fueron hoy un retrato tristísimo de irresponsabilidad que refleja lo que somos: un pueblo ignorante y criminalmente imprudente.
Cierto, también fue una imprudencia que, por ejemplo, la Secretaría de Turismo municipal instalase un altar en honor al personal médico que ha muerto en esta pandemia. El homenaje, por supuesto, es justificado, pero la mejor manera de honrar a médicos y enfermeros por el gobierno, es justo al contrario, desincentivando la presencia masiva de personas, no alentándoles con cualquier tipo de atractivos.
El gobierno, en cualquier de sus niveles, no puede, al menos en México, apelar a la madurez y responsabilidad de la ciudadanía, porque ésta adolece de esas cualidades. Hablo en lo general, claro, porque por supuesto hay las excepciones que en todo caso confirman la regla.
En las patéticas escenas nocturnas del sábado en el centro moreliano, lo mismo hacían gala de ignorancia criminal jóvenes que viejos, y personas de todos los estratos sociales.
El doctor Guillermo Montes, uno de los neumólogos más prestigiados de nuestra entidad, y presidente de la Asociación Michoacana del Tórax, me lo dijo la semana pasada sin darle muchas vueltas: es como una mentada de madre. Se refería al sentimiento de los médicos, ya exhaustos en la pandemia, al ver en la calle a la gente sin cubre bocas, sin ningún tipo de protocolos sanitarios, conviviendo masivamente en la mayor normalidad. Pues sí, muy coloquial, pero es una descripción justa de nuestra realidad: para el personal médico, es una mentada de madre la irresponsabilidad de los morelianos. Las cosas, como son.
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